sábado, diciembre 23, 2006

Las inversiones del Estado

Con los nuevos sistemas de financiación a la carta que se vienen pactando en las sucesivas reformas estatutarias, la viabilidad del Estado peligra. Algo sin importancia, si el PSOE consigue recompensar -y fidelizar- a sus tradicionales canteras de votos.


Aunque es una aspiración que otras comunidades autónomas han manifestado, y particularmente Cataluña, no es posible extender al resto el singular -y privilegiado- sistema fiscal del que disfrutan el País Vasco y Navarra. La Constitución sólo se lo reconoce a estas dos en función de unos derechos históricos (con los que, por cierto, yo siempre he sido discrepante). Así pues, descartada esa opción, la singularidad en la recaudación, Rodríguez Zapatero ha transigido con un sistema que puede agudizar las tensiones y agravios, privilegiando a unas comunidades y discriminando a otras: la singularidad en el reparto.

Pero ya que Rodríguez Zapatero no debe saber muchas matemáticas, sería deseable que al menos el ministro de Hacienda las supiera. Porque observen que este novedoso y peculiar sistema de reparto que se viene pactando en los Estatutos aprobados o en tramitación supone una quiebra de la más elemental lógica matemática, un desafío para el sentido común y un riesgo de fractura financiera y de la solidaridad que debe caracterizar un Estado.

Los sistemas de reparto de la financiación pactados en Cataluña y Andalucía son distintos y contradictorios. En Cataluña por su participación en el PIB: 18,85% y en Andalucía por su población: 17,80%. La primera observación que cabe hacer es que el primer criterio es poco social y nada solidario, en las antípodas de lo que sería esperable de un gobierno socialista y opuesto al mandato constitucional del reequilibrio y convergencia económicos. La segunda es que, eligiendo uno de los dos criterios, u otro distinto, la suma de los porcentajes asignados a todas las comunidades debe dar 100. Por el contrario, seleccionando en cada caso el sistema más favorable a cada una es imposible cuadrar la suma, salvo que para algunas comunidades no se elija el criterio más favorable, sino, por el contrario, el más desfavorable. ¿Y a quienes les tocará entonces?

La pregunta sobre qué comunidades serán sacrificadas y recibirán dinero del Estado con los criterios más desfavorables no es en absoluto ociosa. Hay un detalle que no debe pasar inadvertido. ¿Dónde obtiene el PSOE su mayor número de votos? ¿En qué dos comunidades obtiene la mayor ventaja relativa frente al PP? Casualmente, en Andalucía y Cataluña. Saquen ustedes las conclusiones.

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