domingo, diciembre 24, 2006

Reacción solidaria ante la injusticia

Ya lo dijo Quevedo: donde no hay justicia, es peligroso tener razón.
Algunas de las cosas que pasan últimamente en España conducen al desánimo. Cuando accedimos a la democracia no esperábamos esto. Esperábamos un país donde prevaleciera la justicia y no hubiera que defender hasta el heroísmo la verdad. Un país, quizás, sin corrupción, o al menos donde ésta fuera castigada. Pero la calidad moral de nuestra democracia está llegando con este Gobierno a sus niveles más bajos.

Sin embargo, en medio de tanta miseria moral como nos atenaza, de vez en cuando surge un rayo de esperanza. Los dos policías que denunciaron una trama policial de comercio de Goma-2 encarcelados por el juez Del Olmo, Celestino Rivera y Jesús Parrilla, pasarán la Navidad en su casa. Pero no se ha hecho justicia. Los donativos recogidos en toda España e incluso en Europa e Hispanoamérica han permitido pagar las abusivas fianzas impuestas por el juez. ¿El delito de estos policías?: hablar con un periodista de El Mundo, gracias a lo que se desentrañó esa siniestra trama.

Mientras tanto, delitos reales y mucho más graves que los que se les imputan a estos dos policías siguen impunes o han sido objeto de medidas cautelares mucho más leves. Por ejemplo: los policías que arrestaron indebidamente a dos militantes del PP o el chivatazo a ETA para evitar una detención.

La respuesta social que ha obtenido este caso debería hacer recapacitar, no al Gobierno, sino a todos los socialistas honrados que sin duda quedan. Porque ni los jueces administran Justicia, ni la Verdad o la Libertad militan hoy en las filas del PSOE.

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