sábado, junio 09, 2007

El perfil psicológico del presidente: el triunfador sin esfuerzo

Yo mismo, y conmigo muchos miles de españoles, nos hemos formulado esta pregunta, que Lucía Méndez, en un artículo en El Mundo de hoy, día 9 de junio, atribuye también a Rajoy, refiriéndose a Zapatero: “¿Estamos ante un ingenuo o ante un malo malísimo?”

“Un mal momento, por Lucía Méndez.

Mi explicación sobre el comportamiento presidencial tiene que ver con su trayectoria vital. José Luis Rodríguez Zapatero no ha sufrido mucho en la vida. Se crió en una familia con posibles, era un chico alto y bien parecido, se casó con una mujer de bandera, llegó a diputado jovencísimo, a secretario general. del PSOE cuando nadie daba un duro por él y a presidente del Gobierno a la primera. El único duelo que ha tenido que pasar en sus 46 años ha sido la muerte de su madre y eso, al fin Y al cabo, es ley de vida. Cualquiera en su lugar tendría la autoestima por las nubes. Incluso hay gente que la tiene sin tantos motivos.

En las últimas semanas, sin embargo, el presidente acusa las ojeras de haber vivido con intensidad. No hay duda de que está pasando por los peores momentos de su estancia en La Moncloa.”

Es muy mala cosa para España y para los españoles, que los primeros contratiempos que ha sufrido Zapatero -no los mayores, sino los primeros- tenga que sufrirlos siendo presidente del Gobierno. Porque no está preparado para ellos. Y es más, casi todos ellos se los ha buscado él.

Pero veamos qué explica Antonio Pérez Henares en su artículo,
El día en que ZP dejó de ser el presidente:

“En la hora de la tribulación, cuando el país necesita seguridad y firmeza en sus líderes, a este hombre se le desploman los mofletes, y sólo parece tener interés en buscar alguien o algo a quien echarle la culpa de sus fracasos. Hasta el mismo Iñaki Gabilondo, tan partidario, no podía ocultar su perplejidad periodística ante el despropósito.

(.../...)

Eran bastantes los síntomas que indicaban que el personaje ZP escondía tras la máscara algo muy diferente a su talante y su sonrisa. Pero nunca imaginarse (sic) nadie que ocultara una falta de categoría política, de sentido del deber y de responsabilidad con el país que dirige, tan absoluta. La entrevista en la televisión adicta, donde la única dignidad de profesión y cargo, la mantuvo el periodista, un hombrecillo enfadado, contrariado en sus deseos, se dedicó a destruir cualquier posibilidad de alcanzar lo que es un clamor social: la unidad democrática ante el terrorismo”.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola: aún no leí tu articulo por que vivir también a la sombra del monte uruel llamó mi atención.
Buscaba entender a éste fichaje: sigo , tras 8 años con la duda de si es muy malo muy malo, o mu tonto mu tonto. Saludos
Si hay algún lugar de encuentro jaca dime.

Anónimo dijo...

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