viernes, noviembre 09, 2007

Crispación


Sin comentarios

6 comentarios:

Cristóbal dijo...

Estimado Oroel:

Es evidente que estamos en una operación destinada a silenciar a la oposición por y evitar que el ciudadano pueda manifestarse cómodamente como votante del centro-derecha. Es una intimidación dirigida al espectador del programa, más que a la propia Isabel, La Cope, el Mundo… Se trata de convertir en héroes a los que den la cara, lo que en un país de cobardes, reduce mucho el campo de los adversarios.
El efecto es aún mayor, pues también inocula a los parroquianos de la izquierda: “No escuchéis a estos que son una pandilla de fachas…”. Va en la línea de la anécdota que sufrió Melquíades Álvarez en Galicia: “no le dejéis hablar vaya a ser que nos convenza”. La anécdota tendría gracia, si no fuera porque en 1936 fue encarcelado en la Modelo y asesinado por las milicias de la izquierda.

La responsabilidad no es sólo de Calleja. Te hago notar que ninguno de los otros periodistas afectos al gobierno se solidarizó con Isabel o repudió la descalificación personal hecha por este personaje. Además de falta de gallardía, también debemos entender que los golpes de pecho con declaraciones de respeto a la pluralidad democrática no dejan de ser un artificio demagógico… ¿y van?

Un abrazo. Carlos56.

Oroel dijo...

Estimado Carlo56:

No conocía esa anécdota de Melquiades Álvarez. La utilizaré. es divertida y extremadamente gráfica.

Estoy de acuerdo contigo, pero somos muchas las personas que o nunca hemos tenido miedo a hablar o lo hemos perdido. Y cada vez somos más, afortunadamente. ¿Cuándo se habían visto en España esas mareas de banderas rojigualdas? Ya era hora, pero se está consiguiendo.

La campaña de descalificaciones contra la COPE, por ejemplo, está teniendo el efecto contrario. La gente la sintoniza por curiosidad, para oír qué barbaridades dicen, y cuando ven que lo que allí se expresa está cargado de razón y se expone sin miedo y sin complejos, que eso es lo que verdad molesta, se enganchan. Por eso la COPE tiene cada vez más oyentes.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Siento discrepar, querido Oroel. De todas formas valga por el resto de las ocasiones, casi todas, en que no tengo que intervenir porque estoy de acuerdo. Puede que la COPE tenga cada vez más oyentes pero el PSOE, a juzgar por las encuestas incluída la que publica el Mundo, tiene cada vez más votantes. Y así nos va. Los que oyen la COPE, entre los que no siempre me cuento, lo hacen por varias razones y una de ellas es la que apuntas: a ver por dónde salen hoy, pero, aunque algunos se enganchen, por morbo, no está demostrado ni mucho menos que luego nos voten. De momento Losantos casi ha conseguido cargarse al ABC, que sigue siendo un buen periódico, porque prescindió de él como columnista y ahora va a por Gallardón, algo inoportuno, demasiado contemporizador para mi gusto y bastante gallito pero que más vale que aguante en Madrid. Veremos a ver cuantas cosas tiene que cargarse antes de que quien corresponda se dé cuenta de que, de cuando en cuando, se pasa de rosca.

Oroel dijo...

Estimado Carlos a:

Planteas en tu intervención dos asuntos:

El primero de ellos el de la COPE. No deduzcas de mi intervención mi aprobación acrítica de todo lo que pueda decir la COPE o sus comunicadores, particularmente Jiménez Losantos. Éste se pasa a menudo, y muchas veces pierde parte de la razón que pueda tener en el fondo por la acritud de las formas. Yo siempre he mantenido que éstas, las formas excesivamente viscerales, son una estrategia de marketing que le ofrece buenos réditos en términos de audiencia. Pero la COPE no es el PP.

No me acaba de gustar Gallardón: creo que tiene un exceso de soberbia, que en él se manifiesta por esa actitud diletante, que pretende heterodoxa, significándose siempre y distanciándose de los planteamientos del PP, no porque discrepe de ellos, sino para mostrarse distinto y, según él, superior, más centrista, dialogante, etc. Tiene que significarse, en suma. Y en ese afán por significarse incurre a veces en la deslealtad, lo que siempre es censirable. Creo que las críticas de Losantos están por tanto justificadas, y en todo caso son legitimas, aunque con cierta propensión al exceso, como suele. El PP no debería temer por ello, no obstante. Mientras el PSOE presente los candidatos que ha presentado hasta ahora en Madrid, el PP puede perfectamente cambiar el suyo, que seguro que tiene algunos más, aunque no sean tan conocidos como Gallardón, con garantías de éxito.

Y sí, el ABC es muy buen periódico. En mi opinión tiene la mejor plantilla de columnistas de la prensa española.

El otro asunto es el de las encuestas. Unos resultados desalentadores, sobre todo si pensamos que en cualquier otro país europeo, Zapatero ya habría renunciado a la reelección, hundido en el descrédito.

La audiencia de la COPE (unos dos millones, creo) y los votos del PP (más de nueve millones en sus peores momentos) no son comparables. Y puede suceder –de hecho parece estar ocurriendo- que mientras la COPE aumenta su audiencia, las expectativas de voto del PP se mantienen más o menos estables, incluso bajando a veces.

Tengo muy buena opinión de Rajoy. Creo que es un hombre inteligentísimo, cabal y honrado. Sería un muy buen presidente del Gobierno, infinitamente mejor que el indocumentado que tenemos. Pero le falta liderazgo. No de cara al exterior, no en el ejercicio de la oposición, sino en el interior de su propio partido.

Yo siempre pongo el ejemplo de las reformas estatutarias. Hizo Rajoy uno de los planteamientos más sensatos que cabría esperar en un líder político, lo que yo he estado esperando oír desde hace al menos quince años, cuando empecé a percatarme de que el invento de las autonomías nos conducía al desastre. “Hay que reformar la Constitución, vino a decir, para blindar al Estado, para fijar de forma clara aquellas competencias indelegables, antes de embarcarnos en reformas estatutarias”. Se me saltaron las lágrimas de emoción. ¡Por fin!, decía yo. Pero mi alegría duró poco. Los barones del PP, empezando por Arenas y siguiendo por Alcalde, el de Aragón, como si no hubieran oído a Rajoy, o como si habiéndole oído no le hubieran entendido, se lanzaron como inconscientes sumándose a las máximas reformas estatutarias posibles, que se llevaron a cabo en algunos casos, como en Aragón, sin ni siquiera consulta popular. Y donde se hizo, ya viste el entusiasmo de la gente. Me lo he preguntado muchas veces: al final, ¿quién nos representa a los que, como yo, creemos que esa reforma era un dislate, a los que consideramos que habría que recorrer el camino inversión, la devolución de competencias al Estado? Nadie, esa es la respuesta. Y queda pendiente la otra pregunta: ¿dónde y cómo queda el liderazgo de Rajoy?

Uno de los activos más importantes de un partido es el liderazgo de quien lo dirige, pero antes incluso que eso está la coherencia. Y mientras esas preguntas que formulo no puedan ser respondidas satisfactoriamente, me temo que el PP no conseguirá remontar sus expectativas electorales. Porque esas preguntas se las formulan cientos de miles de españoles. Y no todos optan por el mal menor. Muchos se quedan en casa el día de las elecciones.

Un cordial saludo.

Oroel

Winston dijo...

Estimado Oroel, en tus preguntas están tus respuestas ¿Por qué sube la COPE y no el PP? Pues por lo que tú dices: La COPE y el PP son cosas diferentes: efectivamente, una tiene un auténtico líder y el otro no. ¿Los excesos de Losantos dicen? Con este Gobierno, con esta oposición, con la periferia antiespañola crecida, con las instituciones rendidas y descompuestas, con los jueces serviles o maniatados, con, en suma, este país nuestro yo creo que FJL es en ocasiones un moderado (lo digo en serio, hay veces que se le advierte harto y cansado de predicar en este nuestro desierto no tan remoto). En todo caso, yo creo que Vd., Sr. Oroel, y con Vd. la mayor parte de la derecha sociológica española, está mucho mejor representado por las opiniones de FJL que por las de Rajoy y sólo si se le diera la cancha a D. Alejo (agitador de conciencias como él se gusta denominar) que a Vd. y a mí nos gustaría podría reducirse tal distancia.
En cuanto a lo del ABC, quizá baste recordar que la guerra la empezó el periódico con el famoso editorial "Los obispos tienen un problema" y que su candidato para la derecha es Gallardón, el mismo de PRISA, con la que suele coincidir en muchos editoriales hasta el punto de confundirse.

Oroel dijo...

Estimado Winston: tiene usted mucha razón en lo que dice, pero no sólo de liderazgo vive el hombre, o las organizaciones humanas. No obstante, en un partido político no es desdeñable el liderazgo, pero hecho en falta en el PP también otras cosas que valoro más aún: la coherencia ante todo. El tema de los estatutos, que es uno de los que más me perturba, es el ejemplo máximo de incoherencia que pueda hallarse. Y con ese tema, de paso, se laminó el liderazgo de Rajoy.

Yo no le resto ni un ápice de razón a Federico Jiménez Losantos, salvo en las formas, que encuentro, para mi gusto, excesivas. Pero es una cuestión de gustos. De hecho, a mucha gente le molesta. Les molesta el fondo posiblemente, pero de esa manera tienen argumentos para quejarse de las formas, que quizás no pudieran invocar si fuera más moderado. Pero sobre todo, y vuelvo a lo de antes, le doy la razón en que por ejemplo FJL defiende sus ideas, que son en un 90% las nuestras, con más coherencia que el PP. Es triste, pero es así. Y es triste porque el que concurre a las elecciones es el PP y no Jiménez Losantos.

Hablo desde Aragón: a mí el PP no me representa con su postura ante la última reforma estatutaria, lamentabilísima y estúpida; ni en su apoyo a la televisión autonómica, que deploro; ni en su apoyo a las comarcas, que me parece un invento nefasto, caciquil y antidemocrático. ¿Quién me representa a mí y a quienes piensan como yo? Porque los que piensan como yo en estos temas, son de extracción ideológica mayoritariamente afín a la derecha, aunque no sólo. Y los supuestos líderes del PP aragonés no se están dando cuenta de que están dejando sin referente a un sector enorme de la población, y precisamente al que les da sus votos, y a muchos más que podrían llegar a dárselos. Es por eso que elección tras elección pierden miles de votos. Y lo malo, lo lamentable, lo desalentador es que de ello no extraen ninguna consecuencia ni cambian mínimamente su actitud. Y así van, camino de la irrelevancia política.

Un cordial saludo.

Oroel


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