sábado, diciembre 15, 2007

A comer conejo

El Secretario de Estado de Agricultura, Josep Puxeu, ha dicho que los españoles tendremos que sustituir el cordero -carísimo- por el conejo. Algo que a muchas familias no hace falta ni sugerírselo, porque ya habrán llegado ellas mismas a esa misma conclusión, y no comerán conejo, o cualquier otro alimento de sustitución, voluntariamente, sino forzados.

La inflación interanual ha llegado al 4’1%, más del doble que la previsión del Gobierno para este año y muy por encima que la de otros países europeos. El 4’2% en Aragón. Y los precios de los alimentos se encuentran muy por encima: un 6’3%, mientras que los salarios han crecido un 2’8%. Consecuencia de todo ello: hemos perdido poder adquisitivo, capacidad de compra y de ahorro. Y las familias de menores ingresos y que gastan un mayor porcentaje de los mismos en alimentación han perdido aún mayor poder adquisitivo.

Pero, eso sí, la macroeconomía, de la que tanto le gusta hablar a Zapatero, va como una moto. No dice que gracias a la afluencia masiva de inmigrantes. Un crecimiento de casi un millón de personas cada año, aumenta la demanda interna, lógicamente. Pero disminuye la renta per cápita.

Mas volvamos a los alimentos: el precio de la leche se ha incrementado un 29%; el del pan un 14% y el del pollo un 11%. ¿Alimentos de lujo a partir de ahora?


¿Nos sugerirá D. Josep otros alimentos sustitutivos? Miren, por aquello de la credibilidad, yo preferiría que me los propusiera Zapatero.

6 comentarios:

Cristóbal dijo...

Estimado Oroel:

Parece que estos días el PSOE se ha convertido en una máquina de ahuyentar votantes. A su menú de conejo une ahora una serie de descubrimientos curiosos:

- El personal se ha convertido en tonto y en estos meses ha perdido el concepto del valor del euro.

- El personal se ha convertido en tonto manirroto y tira la casa por la ventana dando propinas.

- El personal, queda claro que tonto, no se había enterado que en la confección del IPC se tiene en cuenta las propinas a la hora de estimar los precios.

¿O será que el ministro de economía es el que se ha convertido en tonto y no sabe cómo se confecciona el IPC?

Un abrazo. Carlos56.

Oroel dijo...

Muy sagaces tus observaciones. La del IPC particularmente me ha parecido muy interesante. La compartiré.

Un abrazo.

Oroel

Anónimo dijo...

Yo la verdad es que lo de que las propinas entraran en la contabilización del IPC es un hecho que desconocía. Nunca a la cama te irás...

Lo de que la gente ha perdido repentinamente la noción de lo que es un Euro también tiene su gracia.

En todo caso, seamos justos, estos fueron unos comentarios sobre la inflación como fenómeno general. Respecto a la situación coyuntural, la achacó a la subida del petróleo y al incremento de la demanda de productos alimenticios (también repentina al parecer) por parte de países como China y la India.

Mis preguntas son:

- ¿Han repercutido estos fenómenos de igual manera en el resto de Europa?

- Si no es así ¿por qué no?

Y un par de reflexiones:

- Ni la subida del precio dela petróleo (cada vez más escaso), ni la demanda creciente de productos de calidad por parte de ciertos paises (no les gusta el conejo, por lo visto) me parecen fenómenos que hayan de remitir próximamente. Entonces, ¿debemos aprender a convivir con una inflación galopante?

- Contra los precios elevados, la medida "de libro" es subir los tipos de interés. ¿Qué pasará con los hipotecados? Aparte de que asumirán de forma repentina y dolorosa el valor de un Euro y se abstendrán de dejar propinas, claro.

Gracias

Oroel dijo...

Estimado Alejandro:

Sobre la inflación se ha escrito mucho y nada de lo que yo pudiera decir lo mejoraría ni aportaría nada nuevo. Sí diré que a los miembros del Gobierno más les valdría mantener la boca callada en un tema como éste, porque a la gente el tema económico no les suele hacer maldita la gracia.

Nuestra inflación responde claramente a unos factores endógenos propios, porque expuestos como estamos a los mismos factores que el resto de países europeos, nuestras tasas de crecimiento de IPC duplican la media. Sabes -sí, lo sabes mejor que yo- que el IPC no es el único método para medir la inflación. También hay una magnitud como es el dinero en circulación, que, por cierto, no tengo ni idea de cómo se puede medir. Pues en este aspecto resulta que también debemos estar en cabeza puesto que la cuarta parte de los billetes de quinientos euros están en España, aunque no sé si circulan.

Se ha hablado de que nuestros canales de comercialización no son eficientes ni adecuados, que son escasos, poco diversificados y escasamente transparentes. Conozco algo del mercado agroalimentario, y puedo decir que eso es rigurosamente cierto. Y los efectos, esos diferenciales de precios entre lo que percibe el agricultor y lo que paga el consumidor, pueden constatarse en la prensa.

Pero uno de nuestros factores endógenos más evidente ha sido el crecimiento de la demanda interna generado por el aluvión de inmigrantes. Ello produce un desequilibrio entre oferta y demanda, además de un crecimiento del PIB, real pero desequilibrado, que no repercute en el crecimiento de la renta individual, sino al revés.

Cuando en un producto hay más demanda que lo que el aparato productivo puede ofrecer, el precio de ese producto sube. De forma similar cuando esas subidas afectan de manera general a todos los productos, bienes y servicios, significa que hay una grave deficiencia de todo el sistema productivo. En nuestro caso, esa deficiencia tiene un nombre: pérdida de competitividad.

Y luego, para acabar esta disertación, habría que hablar del gasto de las administraciones públicas. Porque éstas también generan su demanda. Los gastos de publicidad de Z son descomunales como se ha dicho estos días (el doble de lo destinado a financiar al ley de dependencia o 25 veces más que lo dedicado a guarderías). Y a eso deberíamos añadir un factor estructural que nos hace tremendamente vulnerables a las tensiones inflacionistas, que es nuestra descentralización administrativa y el escaso control del gasto autonómico, un sumidero por donde se nos pierde por lo menos medio punto de PIB anual. Porque eso es mucho.

Un abrazo.

Oroel

Cristóbal dijo...

Estimado Oroel.
Creo que en otras ocasiones ya te has referido al factor del coste energético. La razón de que afecte de diferente forma a unos países y a otros no es difícil de entender. Os presento este caso hipotético:

Supongamos que el coste de la energía supone un 30% de la “cesta de la compra” y que nuestra dependencia del petróleo y gas natural es del 80 %, una variación del 40% en el precio de la energía se repercutirá en el IPC en un 100*0.30*0,80*0,40%=9,6%. Si por el contrario, por eficiencia en los procesos productivos y de transporte, el coste de la energía supone un 25% de la “cesta de la compra”, y la dependencia del petróleo y gas natural es del 40%, merced a las centrales nucleares, la misma subida repercutirá en el IPC en un 100*0.25*0,40*0,40%=4,0%.

Las acciones del gobierno, en este campo, son por lo tanto dos: Acercase a la eficiencia energética del resto de Europa en los procesos productivos y de distribución y sustituir la energía fósil de importación por otras más baratas, lo que deja fuera el carbón nacional y la energía eólica, cuyo coste de producción es muchas veces mayor que la del petróleo.

Un abrazo para todos. Carlos56.

Oroel dijo...

A Carlos56:

Efectivamente. Habrá que hablar de ello, porque la política de este gobierno en materia energética es directamente suicida. Y no parece que el PP vaya a modificarla precisamente, seguramente atenazado por su miedo a los ecologistas y su servidumbre a lo políticamente correcto, cuando sólo la verdad debería ser lo políticamente correcto.

Un abrazo.

Oroel


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