sábado, diciembre 15, 2007

Los hay en todas partes... y sobreabundan.

El tema de Blas Infante, que ya tenía casi olvidado, sigue dando juego. De vez en cuando algún espontáneo me llama fascista. Lean, si tienen paciencia, la amable intervención que me dedica uno que dice llamarse Andaluz. Este sólo me llama “un poco fascista”

Blas Infante, de nuevo

Pero no se pierdan la documentación que me recomienda (especialmente la segunda de ellas), “para que no meta la pata”:


6 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Oroel:

Este señor que te contesta respecto al tema del andalucismo muestra un alejamiento de la realidad histórica y social casi patológico.

Yo no conozco demasiado Andalucía (sólo he vivido 2 años allí) pero creo que es una de las comunidades donde el sentimiento de ser español está más profundamente arraigado. Pretender que Andalucía pueda (o quiera) ser independiente no pasa de ser un delirio romántico. Y ahí quería yo llegar ¿qué lleva la gente a tener estas ideas?

Habría que distinguir dos aspectos:

- El nacionalismo de los dirigentes: Ahí no me voy a meter. Creo que muchos ya tenemos claro cuales son las motivaciones de los líderes de los partidos nacionalistas-independentistas.

- El nacionalismo de las bases: El sentimiento patriótico (en el fondo, de pertenencia a la tribu) está muy arraigado en el ser humano. El problema es que el patriotismo español se ha ido cargando (por muchos motivos que se pueden analizar) de muchas connotaciones negativas, sobre todo para muchas personas de mentalidad "progre" (no diré de izquierdas porque he comprobado que muchos de ellos no distinguen una idea de izquierdas de un chiste de Chiquito). Pero estas personas también son (necesitan ser) patriotas. A todo ello se une el imaginario romántico del débil contra el fuerte, el oprimido contra el opresor. Nuestro acervo literario-fílmico está cargado de personajes como David (el de Goliath), el Zorro, Luke Skywalker, Zapata,..., y tantos otros que nos proporcionan gratos momentos de esparcimiento y emoción.

La mayoría nos emocionamos un rato ante el libro o la pantalla y volvemos a la realidad. Otra gente (alentada por la educación y el discurso manipulador de los nacionalistas) incorpora este imaginario a su ideario político.

Da igual que lo que pidan no sea práctico, ni viable, que aliente el conflicto y la crispación, que su nivel de vida empeoraría sustancialmente si se cumplieran sus deseos... Da igual. Lo importante es comprender que no es un proceso racional. Es un ideario romántico absurdo como el que llevó a muchos (sumado a otras circunstancias históricas) a apoyar a Hitler o a luchar hasta el último hombre en nombre de una bandera cuando en el fondo se luchaba por los intereses de los más poderosos.

El problema es como contrarrestar esta situación. Lo veo complicado, pero quizás otro día escriba sobre ello. No me extiendo más y perdon por el rollo.

Cristóbal dijo...

Estimado Oroel:
Desde Andalucía te puedo confirmar que posiciones como las expresadas por “Andaluz” son absolutamente anecdóticas. Más anecdóticas que en otras regiones. Ahí están sus resultados en las elecciones municipales y regionales.

A mí estimado amigo Alejandro.
Es un placer volver a coincidir con tus opiniones.
No sé si en tu estancia en estas tierras llegaste a percibir un factor que yo siempre he considerado determinante en la evolución política de Andalucía. Existe una fuerte reacción al fenómeno catalán, que es interpretado como una manifestación de una presunta superioridad de lo de Cataluña sobre lo propio de Andalucía.
Curiosamente ese sentimiento lo han cultivado los emigrantes andaluces que al volver ocasionalmente a sus pueblos de origen han alardeado de su mejora (en lo económico o en lo social). Son estos “conversos”, los “catalinos” les llaman aquí, los que han ido generando en los últimos cincuenta años una cierta desazón (o si lo prefieres, una gran mala leche), en la población autóctona.
En el anterior referéndum de autonomía, y ahora en este, el principal eslogan del boca a boca fue “si los catalanes lo tienen nosotros también”. Son sentimientos muy primarios, pero el recurso a ellos sigue funcionando en política.

Un abrazo. Carlos56.

Oroel dijo...

A doblesobresencillo:

Me ha encantado y emocionado reencontrarte y saber que tú eras aquella hilacha de una nube. No tenía ni idea de que fueras tan joven, porque de la lectura de tu blog deduje una madurez que no se corresponde con los años que dices que tienes. Me ha alegrado mucho leer tu mensaje.

En este blog participa con asiduidad algún otro andaluz que conozco, dotado de un enorme repertorio de datos y documentación y una impresionante capacidad dialéctica y argumental. Muy alejados ambos, él y tú, de la pobreza argumental y expresiva de que hace gala Andaluz en su mensaje. Pero quizás es que para proponer como fuente de información un blog extremista como ese “jaleo” hace falta cierta simpleza de espíritu y una no pequeña dosis de incultura.

No soy un experto en Historia, pero recuerdo haber leído en tiempos algo sobre la controversia historiográfica entre dos escuelas, de las que sus máximos representantes serían Américo Castro y Claudio Sánchez Albornoz -escribo de memoria- donde la primera definía el carácter español como una mezcla de las tres culturas: cristiana, musulmana y judía, mientras que la segunda señalaba la preponderancia clara de la primera sobre las otras, por razones bien simples, por la victoria militar primero y por la expulsión después de las otras dos (judíos primero y moriscos años más tarde). Es obvio que donde más tiempo convivieron las tres culturas fue en Andalucía, pero de las culturas musulmana y judía apenas quedan más rastros que los lingüísticos y arquitectónicos. No procede a estas alturas ni alegrarnos ni lamentar lo que pasó, ni sentirnos culpables o responsables de ello. Pasó y punto. Y nosotros no estábamos allí.

Recuerdo que en la época en que yo leía aquello, hace más de veinte años, paseaba un día por la plaza del Pilar de Zaragoza y me crucé con un grupo de turistas italianos a los que no identifiqué como tales hasta que no los oí hablar. Racialmente son idénticos a nosotros, indistinguibles. Sé que reflexioné sobre ello, porque las conclusiones que extraje perduran hasta hoy. En la Universidad yo había convivido con estudiantes magrebíes, pocos, que no sé si venían becados por sus gobiernos o posiblemente procedían de familias ricas que podían permitirse para sus hijos una educación occidental. Sus rasgos los hacían inconfundibles. Ocho siglos de convivencia nos deberían haber hecho más parecidos a los magrebíes y diferentes de los italianos, y sin embargo no fue así.

Al leer más cosas, años más tarde, me enteré de las repoblaciones masivas de vascos y castellanos de las tierras andaluzas. Es cierto, por tanto, que aquellas tierras fueron habitadas por musulmanes de origen magrebí, pero sus habitantes de hoy proceden de los cristianos del norte de la Península, e incluso en algunos casos de colonos alemanes, como sin duda sabes. Fuera por tanto de las nobles piedras de la Mezquita de Córdoba, de los Reales Alcázares o de la Alhambra, la cultura andaluza y el origen racial de sus habitantes tienen las mismas fuentes que la cultura y origen racial que el resto de los españoles. Basar ese separatismo de que hace gala el blog “jaleo” y no sé si Andaluz en aquellos orígenes musulmanes es una falsificación de la Historia.

En fin, sé que conoces todo esto, pero quizás no Andaluz, por lo que si éste vuelve a entrar en el blog, quizás pueda servirle esta exposición para completar su instrucción.

Un cordialísimo saludo.

Oroel

Oroel dijo...

A Alejandro y a Carlos56:

No sé qué deciros, salvo daros las gracias a ambos por la categoría que le daís a mi blog. Pocos podrán presumir de tener unas colaboraciones tan elaboradas y bien escritas como las vuestras.

Y ahora una pregunta a Carlos56, que me desazona: si ese sentimiento independentista, y mucho menos islamófobo, es tan minoritario como dices, ¿cómo se explica ese culto por Blas Infante, cuyo ideario está tan alejado de los sentimientos del pueblo andaluz, de sus costumbres y tradiciones? ¿O no está tan alejado como a mí me parece?

Un cordial saludo a ambos.

Oroel

Cristóbal dijo...

Estimado Oroel:

Todo niño necesita un padre. Y este de la autonomía andaluza no podía ser menos.

El “descubrimiento” de la figura de Blas Infante viene de la necesidad de encontrar un referente histórico para la autonomía andaluza. Ese referente se encontraba en el borrador de estatuto que durante la II República entró en el Congreso para su estudio y posterior aprobación. El estallido de la Guerra Civil impidió que progresara.

El que durante el periodo de reformas políticas que concluyó en la Constitución y el Estatuto Andaluz, 28 de febrero de 1980, se identificara a Blas Infante como referente tenía dos objetivos. Primero y principal, Andalucía se presentaba así como una autonomía histórica como lo era Vascongadas o Cataluña. Recuerda que la diferencia en aquel momento era que las históricas accederían a su autonomía por la vía rápida, creo recordar que era el artículo 143 de la Constitución y las otras por el 147. Variaba por lo tanto el techo competencial y la capacidad reivindicativa.

Segundo, además de tener un padre teníamos un mártir, una bandera y un himno… lo que no era poco para una región en la que su población vivía totalmente ajena a tales inquietudes. Recuerda cómo se intentó galvanizar la opinión pública con el desdichado asesinato en Málaga de José Manuel García Caparrós, 4 de diciembre 1977, o cómo las primeras banderas andaluzas eran tomadas por las del Betis o cómo, todavía hoy, la población andaluza no canta su himno por problemas de letra y música.

No pienses que la gente compró el invento. Siguió viviendo con total indiferencia a esa “realidad andaluza” (entiéndase como concepto político o histórico). Sólo caló en ciertos ámbitos educativos. Esto último tiene su importancia, pues una buena parte de la clase política andaluza de base está formada por docentes de los diversos niveles y lo estuvo mucho más en los años 80.

¿Y si la población era ajena a todo esto, cómo es que prosperó? También dos factores. Hubo una encarnizada lucha entre UCD y PSOE, en la el árbitro era inicialmente el PSA. Esa lucha hizo elevar cada vez más el tono reivindicativo: el PSOE se vio obligado a subirle la apuesta al PSA que había pactado con UCD. Finalmente, se movilizó al electorado con el agravio comparativo del estatuto catalán.

Naturalmente la historia es mucho más rica en matices que todo esto; pero espero haber contribuido a refrescar algo nuestras memorias.

Mi tesis es, por lo tanto, que ese culto sólo se produce en los ámbitos oficiales y como un subproducto de una dinámica histórica. Incluso en esos ámbitos, no todo el mundo está cómodo, pues hay quién se erige en guardián de las esencias del Protomártir y cual mosca cojonera compite con los gerifaltes de la administración por el protagonismo.

Lo referente al ideario de Blas y los sentimientos andaluces es tema donde las sutilezas tienen mucha importancia y es muy fácil caer en la demagogia. Lo que sí puedo asegurarte es que los andaluces ignoran totalmente la componente religiosa de la propuesta andalucista. Para ellos las referencias islámicas de Andalucía no pasan de ser referencias a la Alhambra, a la Mezquita de Córdoba… a unos tiempos lejanos (y quiméricos como la Corte del rey Arturo) en que las tres religiones convivían pacíficamente…pero, yo no conozco ningún andaluz que personalmente se declare heredero directo de los ocupantes musulmanes.

Un abrazo. Carlos56.

Oroel dijo...

Interesante aportación. Sería muy instructiva para Andaluz, si volviera a entrar a este blog, cosa que dudo.

Una brazo y gracias.

Oroel


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