miércoles, abril 16, 2008

Cínico

Nunca nadie antes nos había mentido tanto.

Zapatero en el mítin de Zaragoza

2 comentarios:

Mike dijo...

En mi opinión, Z es la cabeza visible de la grn impostura de la izquierda en España.

Debo decir que conozco socialistas que me parecen gente decente convencida de sus ideas, pero ninguno de ellos asciende mucho en el escalafón del partido. Arriba están los impostores y manipuladores.

Lo que ha venido pasando en estas tres últimas decadas es terrible, pero somos pocos los que nos atrevemos a denunciarlo.

Saludos y ánimo.

Oroel dijo...

Lo que hace especialmente temible y peligroso a Zapatero es precisamente su capacidad de impostura, su habilidad para compatibilizar esas gilipolleces antológicas -que yo estoy seguro que él mismo reconoce como gilipolleces- como el Ministerio de Igualdad; ese mensaje boboprogre en el que ni él mismo cree, pero lo maneja porque le es útil; ese reparto de carteras entre mujeres que le conviene para embaucar a la mitad del electorado por su feminismo; esas apelaciones al talante, al patriotismo y a lo que haga falta en cada momento, con su frialdad, su implacable determinación y su falta de escrúpulos. No se detiene ante nada. Si se ha criticado a determinados ministros con razón, él no prescindirá de ellos, sino que los confirmará en su puesto. Nada le tuerce el rumbo ni el criterio. Hay que reconocer que es un vendedor casi perfecto, que le ha cogido el pulso y las medidas al país y al paisanaje. Sabe parecer amable, simpático, pero se comporta con una firmeza que puede ser incluso cruel. Es un gobernante muy mediocre, sin convicciones, sin principios, sin doctrina -y cuando ha pretendido dárnosla a conocer, causa vergüenza ajena-, acomodaticio, oportunista, y ello precisamente le permite adaptar su comportamiento a las circunstancias sin ningún problema de conciencia. Se podría resumir con la célebre expresión “puño de hierro con guante de seda”.

Todo lo contrario de Rajoy. Éste pretende aparentar firmeza, para lo que hace unos discursos solidísimos y contundentes, que a una parte del electorado pueden parecerle incluso antipáticos, pero luego no sabe imponer su autoridad en el partido o deja pasar lastimosamente le tiempo y las oportunidades por su falta de determinación.

Un cordial saludo e, igualmente, ánimo.


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