domingo, abril 13, 2008

Sobre el nuevo gobierno

Estos días van a menudear los análisis sobre el nuevo gobierno de Zapatero. Vaya aquí el mío.

Este gobierno merece varias consideraciones rápidas. Imagino que con el tiempo tendremos que hacer muchas más:

1.- El gabinete es un muestrario de personajillos de cuarta fila, muchos de ellos con políticas fracasadas. Su mantenimiento, a pesar del rechazo que suscitan, sólo puede entenderse desde dos vertientes que no son necesariamente contradictorias: una, la reconocida arrogancia de ZP. Nunca admite errores, ni que se haya equivocado con sus colaboradores. “Contumacia” lo llama hoy Matín Ferrand. Y dos, se garantiza el desvío de las críticas hacia ellos y no hacia su persona, como ha hecho en la pasada legislatura. “Que hagan de fusibles de sus propios cortocircuitos” como señala Ignacio Camacho. Si le ha ido bien, ¿para qué cambiar de estrategia? Otra cosa es que le haya ido bien a España.

2.- La grave crisis a que nos enfrentamos aconsejaría un gabinete de mucho mayor nivel que este con que nos obsequia. Sólo cabe pensar, si no es capaz de elevar ese nivel, que en el PSOE hay una cantera pobrísima, o que ZP es un irresponsable.

3.- El mantenimiento de Bermejo -bronco, maleducado, abiertamente sectario- y de Chacón -la que quería que Cataluña fuera un “territorio libre del PP”- o el nombramiento de Sebastián contradice abiertamente el pretendido espíritu de consenso con que ZP nos ha empalagado en el debate de investidura. Fiel a su estilo, dice una cosa -suave, meliflua, biensonante, preñada de talante y bonhomía- y hace la contraria -sectaria, implacable, carente de escrúpulos-. Si después de estos nombramientos, Rajoy se empeña en creer las apelaciones al consenso lanzadas por Zapatero es que tiene una ingenuidad incompatible con el ejercicio de la oposición que le corresponde.

4.- Los ministerios de Innovación y de Igualdad -¿Y de Fraternidad? ¿Y de Libertad?- son la demostración de esa boboprogresía típicamente zapaterina, llena de vacuidades, grandes principios y retóricas, con que anestesia a un electorado indocumentado y especialmente crédulo. Y en esa misma línea hay que interpretar el nombramiento de Chacón en Defensa. Que algunas de las prioridades del presidente sean las políticas de igualdad, que importan mucho menos a las mujeres (y a los hombres) que llegar a fin de mes o que sus hijos tengan un futuro, o el cambio climático, y no la crisis económica dan la medida de su escasa solvencia intelectual y política, ya sobradamente acreditada en la pasada legislatura.

Porque, como señala Ignacio Camacho, el verdadero problema del nuevo gabinete es que su presidente es Zapatero.

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