miércoles, agosto 27, 2008

Ana Mato en Zaragoza: ¿renovación aplazada?

Me cuenta un amigo que Ana Mato, Vicesecretaria General del Partido Popular, viene a Zaragoza el próximo día 2 de septiembre. ¿A qué? Las maniobras mediadoras del aparato de Génova en los procesos congresuales de Cataluña y País Vasco no auguran nada bueno.

No sé cómo se ha enterado mi amigo, pero es muy escéptico al respecto.

Si hay algo que necesita el Partido Popular de Aragón con urgencia es una profundísima renovación; casi una refundación. Sin embargo sus pronósticos son de absoluta continuidad: “Suárez a la regional, Buesa a la provincial y los prometedores hermanos Moreno dentro. A Torres se le respeta Huesca y se le da una vicepresidencia regional”.

¿Pero los congresos no son la ocasión, la única realmente, en que se otorga la palabra a la militancia? ¿No serán los militantes quienes hayan de decidir quien dirige el Partido en Aragón?

Si hay algo claro es que la democracia interna está ausente en todos los grandes partidos, sin excepción. Pero hay una diferencia básica que los dirigentes del PP no deberían desconocer, y es que la militancia de derechas es siempre muchísimo más exigente que la de izquierdas. Esta última, por ejemplo, está votando a un peronismo a la europea, creyendo o haciendo como que cree que vota socialismo. Y nada más lejos.

En el otro lado del espectro político se está dando el fenómeno creciente, y que debiera preocupar a los dirigentes del PP, de que la derecha social está dejando de sentirse representada por la derecha política. He hablado estos días con familiares a los que sólo veo de vacaciones y me ha sorprendido confirmar algo que ya había comprobado antes: que la parte más culta y formada de la derecha, la más exigente y moderna, ha votado a UPyD o está empezando a mostrar sus simpatías por esta formación.

El oficio de político es un oficio de representación, y yo, integrante de esa derecha social, estoy empezando a dejar de sentirme adecuadamente representado por la derecha política de mi tierra, en Aragón. A lo largo de estos últimos años, cuando el Partido Popular decidió apoyar la reforma del Estatuto, que a los aragoneses no se nos ha dado ni la oportunidad de votar, yo no me sentí representado. O cuando el PP apoyó el proceso comarcalizador, o cuando apoyó la televisión pública aragonesa, o ante los bandazos y cambios de criterio en materia hidráulica, yo no me he sentido representado. O cuando no hace la oposición que yo consideraría adecuada o deja de denunciar lo que yo pienso que debiera denunciar.

En materia hidráulica, por ejemplo, y permítanme esta pequeña digresión, los diputados aragoneses del Partido Popular en el Congreso de los Diputados votaron a favor del minitrasvase de 40 Hm3 a Barcelona; Luisa Fernanda Rudi, cabeza de lista por Zaragoza, se abstuvo o votó en blanco; y los concejales populares en el Ayuntamiento de Zaragoza firmaron un manifiesto oponiéndose a ese trasvase. ¿Quién representa a los votantes populares aragoneses? ¿Cuál de estas posturas es la que representa el sentir de las bases? ¿Todas ellas? ¿Apoyando todas las opciones posibles ante ese problema se pretende contentar a todos? Y eso dentro de la misma organización regional. ¿Dónde estaban el Presidente y el Secretario regionales? ¿No forma parte de su trabajo y responsabilidad tratar de que el Partido, tras los debates que sean necesarios, ofrezca una única conclusión?

Y permítanme otro ejemplo: Cuando el PP de Aragón decidió apoyar la reforma del Estatuto, ¿se debatió esa decisión en el Comité Ejecutivo Regional? ¿Quién o quiénes tomaron esa decisión en nombre de toda la militancia y de todos los votantes? Insisto: no la tomaron en mi nombre, ni con mi conformidad. Y además lo hicieron sin debate alguno. Yo no me sentí adecuada ni fielmente representado.

Repito: el Partido Popular en Aragón necesita una profundísima renovación. Y, por ello mismo, si el viaje de Ana Mato se salda con los resultados que anticipa mi amigo, me sentiré, creo que con razón, definitivamente traicionado. En definitiva, si tal ocurriere, si me siento traicionado -y estoy advirtiendo-, antes de que acabe el año pediré mi ingreso en UPyD y, convencido como estoy de que es necesario que Zapatero y Marcelino Iglesias sean desalojados urgentemente de la Moncloa y del Pignatelli, y de que en tales circunstancias el Partido Popular no sería el recambio adecuado, pondré toda mi inteligencia y mi voluntad al servicio de UPyD, para desalojar a esos personajillos de la Moncloa y del Pignatelli y para evitar que el PP les sustituya en esas instituciones. Pero no seré yo, con mis escasas fuerzas quien impedirá esa sustitución, sino ellos mismos, incapaces como han demostrado de articular una oposición creíble, solvente y eficaz. ¿O pretenden, sin afrontar ningún cambio, ser capaces de hacer lo que hasta ahora no han podido ni sabido -ni quizás querido, ni atrevido- hacer?

El Partido no pertenece al aparato sino a la militancia. Absténgase por tanto Ana Mato de intervenir si con ello trata de impedir la libre expresión y debate de la militancia.

Si su solución -si es que pretende traer alguna- es la continuidad, se equivoca total y absolutamente.

Espero y deseo no tener que tomar esa decisión que he anunciado, porque eso significaría que puedo volver a sentirme fielmente representado.
.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una perspectiva como esta (“Suárez a la regional, Buesa a la provincial y los prometedores hermanos Moreno dentro. A Torres se le respeta Huesca y se le da una vicepresidencia regional”) es el suicidio político del PP en Aragón.
No puedo estar más de acuerdo en todo el planteamiento, aunque discrepe en la conclusión.
Yo no me iría a UPD, realmente coincido con UPD en su defensa de la unidad de España y con la prevención ante la creación de desigualdades y ante determinadas políticas lingüísticas, pero dudo mucho que pueda respaldar otras líneas de pensamiento que también están incluidas en el ideario de UPD.

Oroel dijo...

Estimado afiliado preocupado:

Había considerado incluso la posibilidad de escribir una intervención sobre este tema (que tal vez finalmente haga).

Yo voté durante los años de la Transición a UCD. Y veo (y no me suelo equivocar en mis planteamientos a largo plazo) una vuelta a aquel esquema de la Transición. El PP está dejándose por el camino una parte de sus principios, sin reparar en que está dejándose con ellos a una parte de sus votantes y afiliados. Esas personas tienen dos refugios posibles e inmediatos: la abstención y UPyD. La llegada de afiliados de derechas o de centro derecha a este último partido puede acabar de conferirle un sesgo centrista que lo diferencie (ya lo está realmente) del PSOE actual, radicalizado y peronista.

Qué puede significar esto. Muy fácil. Que el PP se va a quedar con aquellos afiliados y votantes que a pesar de la pérdida de principios no tienen otra alternativa ideológica, como puede ser su caso. Eso implicará que el PP vuelva a los reducidos márgenes que en su momento tuvo AP, mientras que UPyD, con el aluvión de los desencantados -realmente traicionados- por el PP y por el PSOE (que también deberían ser muchos) recupere el espacio político que un día tuvo UCD.

El hecho de que el primer aluvión proceda del PP puede ser entendible por dos motivos: porque el electorado de derecha es más exigente y se desencanta antes, y porque no tiene el poder, que aglutina bastante. Pero el PSOE va a ofrecer más adelante a UPyD una parte de sus votantes, sin duda.

Conclusión:

PP=AP
UPyD=UCD

Más o menos. De no cambiar las circunstancias y las actitudes, ese es el panorama político al que nos dirigimos.

E insisto: no me suelo equivocar.

Un saludo.


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