lunes, enero 04, 2010

¡Jodeeeer...!

Un país donde alcanzan notoriedad personajes como Belén Esteban o Joan Laporta no puede ser normal.


Hablar de “épicas” en la Europa actual y de “pueblos sometidos” refiriéndose a una de las regiones más prósperas de España, donde los únicos que están viendo cercenadas sus libertades son los castellanoparlantes me resulta, como poco, sorprendente.

Tomo las fotografías prestadas del muy recomendable blog de Natalia Pastor y me hago eco de la preocupación de uno de sus contertulios.

Porque lo verdaderamente preocupante no es que Joan Laporta se deje fotografiar en pleno desenfreno etílico. Eso quizás no sea censurable. No debería, no obstante, prodigarse en tales circunstancias, pero allá él...



Lo verdaderamente preocupante es esa foto donde aparecen dos personas adultas, aparentemente sobrias e indudablemente imbéciles -una de ellas es él-, portando unas antorchas.



En pleno siglo XXI la política debería alejarse radicalmente de la liturgia y de esa escenografía tan, digámosle, evocadora.



Y si eso es lo que concita hoy la adhesión de un número significativo de gente en España es que nos estamos equivocando en algo. Como se equivocaron los alemanes cuando -democráticamente, no lo olvidemos- votaron mayoritariamente al partido nacionalsocialista. Algo debemos estar haciendo mal.
...

2 comentarios:

Natalia Pastor dijo...

Laporta es el genuino representante de esa casta de políticos catalanes,absolutamente envilecida que dan muestras de la indigencia intelectual que los asola.
Un tipo que ha se ha quedado en calzoncillos en un aeropuerto, que lo ha denunciado su ex amante por amenazas, que ha espiado a sus vicepresidentes, que lo pillan borracho en una discoteca bebiendo champagne francés,...denota que clase de sujeto es, al que por cierto,han votado los socios del Barcelona, no lo olvidemos.

Con todo, a mi lo que más me preocupa es esa imagen con las antorchas que desprende un tufo, un hedor a Reichspogromnacht, a esa noche de los cristales rotos, a ese pogromo ocurrido en Alemania y Austria durante la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 dirigido contra ciudadanos judíos en la Alemania nazi.

Eso es lo realmente inquietante.

Oroel dijo...

Si observas, Natalia, el fenómeno con cierta perspectiva, verás que todos los nacionalismos hispanos, además de mostrarse claramente anexionistas (Anschluss), a semejanza del hermano mayor del nacionalismo, que fue el nazismo, y que están adoptando todos como modelo vergonzante (aunque siempre lo negarán), todos ellos apuestan por una simbología trasnochada ya en el siglo XXI, que tiene mucho de ritual y muy poco de política. Y que, mutatis mutandi, se parece mucho a la del nazismo: la escenografía folklórica, que en este caso es más que folklore, las antorchas...

El nacionalismo se articula siempre en “movimientos nacionales” e invade orfeones, clubes de montañismo, el movimiento scout, las asociaciones vecinales y de padres de alumnos, las peñas gastronómicas y, ahora en Cataluña, el club de fútbol Barcelona. Algo periclitado en otras partes del mundo, y aquí vivo.

Y es que todo nacionalismo tiene una inocultable raíz totalitaria. No en vano necesita sobreponerse a las libertades ciudadanas y sacrificarlas al superior designio de la construcción nacional. Algo que repugnaría a un liberal, pero nunca jamás a un totalitario (y antidemócrata) que lo considera totalmente justificado.


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