domingo, marzo 21, 2010

Indignidad

Hace ya unos años, cuando los sucesos de Marbella, la Junta de Andalucía solicitó al Gobierno de la Nación la disolución de aquel Ayuntamiento, en aplicación estricta de una de las previsiones contenidas en la Ley de Bases del Régimen Local.


“El 4 de abril de 2006, el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha adoptado un acuerdo por el que solicita que el Consejo de Ministros, de conformidad con lo previsto en el artículo 61.1 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del Régimen Local, proceda a disolver la Corporación Municipal de Marbella”.

Pero en Aragón las cosas no funcionan de la misma manera, y eso que también tenemos nuestra particular Marbella. No nos privamos de nada:


Aquí, donde la alcaldesa de La Muela (Zaragoza), procesada por (la presunta comisión de) once delitos, se ha reintegrado a sus funciones, el Gobierno de Aragón no se atreve a instar la disolución del Ayuntamiento, cuando sería lo más lógico y digno que podría hacerse. Sería la DPZ con una gestora quien se hiciera cargo de la gobernación del municipio.

Pero el Gobierno de Aragón no se atreve. ¿Tienen miedo de que María Victoria Pinilla hable?



Más que la actitud de Pinilla, me inquieta la actitud del Gobierno autonómico. Tengan en cuenta que nada, o casi nada de lo que se ha hecho y por lo que se la imputa, hubiera podido hacerse sin la colaboración activa (todavía por demostrar) o pasiva, sin la negligencia y sin la, en el mejor de los casos, ausencia de controles del Gobierno de Aragón: subvenciones, informes de la comisión de ordenación del territorio (o como se llame)... ¿Quién ha controlado todo eso? ¿O no lo ha controlado nadie?

(¿Y qué papel jugaba en todo eso el escolta de Boné, ese que le acompañaba a todos sus viajes, incluso al extranjero? ¿Cuánto, por cierto, nos han costado los viajes del escolta? ¿Eran necesarios?)


La pregunta sigue en el aire: ¿por qué no solicitan la disolución del Ayuntamiento de La Muela como se ha hecho en otras partes y en situaciones parecidas?



Pero observen que el Gobierno de Aragón no sólo mantiene su incomprensible pasividad (sólo explicable por el miedo a las declaraciones de Pinilla) sino que se niega a dar explicaciones en las Cortes. No quiere dar razón de su opinión, si la tiene, ni de sus actos o la ausencia de ellos, ni de los controles que ha realizado negligentemente o no ha realizado... Ante el más grave caso de corrupción de que se tenga noticia en Aragón desde hace décadas (el célebre sillón de José Marco, por el que se vio obligado a dimitir aquel oscuro presidente autonómico parece un chiste a estas alturas), el Gobierno de Aragón no tiene nada que decir.



El Partido Popular ha preguntado catorce veces por el asunto y Chunta Aragonesista, quince. En todas ellas, los dos partidos coaligados, PSOE y PAR han impedido con su voto que Marcelino Iglesias compareciera a dar explicaciones sobre la actitud, y eventuales responsabilidades, de su Gobierno en el caso de La Muela.

Lo dicho: tienen miedo. No cabe otra explicación. Ahora bien: ¿por qué tienen miedo?
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