viernes, abril 30, 2010

La vehemencia al servicio de la estupidez

O lo que es lo mismo: cómo defender la estupidez con vehemencia. Y con un toque sentimentaloide.


Dentro de unos meses, España, como Grecia ahora, va a tener que pedir ayuda al resto de los países europeos. Unos países europeos previamente advertidos a través de sus cancillerías de las estupideces en las que derrochamos el dinero -que tenemos que pedir prestado a intereses progresivamente más altos- los españoles.

Leire Pajín no tiene ni puta idea, ni se ha parado a reflexionar sobre el papel del Senado como cámara de segunda lectura de las leyes, pero donde el papel preeminente es el del Congreso; una cámara, el Senado, que no desempeña tampoco ningún papel en la elección del presidente del Gobierno, y cuya función de control del Ejecutivo duplica y solapa la del Congreso; una cámara cuya supuesta función de representación territorial nunca ha pasado de la mera declaración de intenciones, sin hacerse jamás efectiva.

Leire Pajín parece no saber, aunque debiera, que buena parte del gasto público corriente se está financiando en la actualidad a base de deuda, hipotecando nuestro futuro y el de nuestros hijos, y que este nuevo gasto, estúpido donde los haya, hemos de asumirlo a crédito, porque no tenemos con qué pagarlo. Y que endeudarse para pagar estas estupideces es una gravísima irresponsabilidad. Defender eso la hace, a mi juicio, merecedora de una soberbia y contundente patada en el culo, que la mande a su casa, a buscar trabajo como asistenta doméstica, porque no creo que tenga talento para más. Sería, eso sí, una chacha con idiomas, no inglés ni francés, sino valenciá y galego, ciertamente útiles. La señora Pajín, que cobra varios sueldos que en total multiplican por mucho lo que está ganando de media la gente de su edad, casi todos ellos con mucha más preparación y talento, defiende este tipo de estupideces, pero lo hace, eso sí, con inusitada vehemencia.

Los pinganillos de la traducción simultánea que ahora habrán de ponerse los senadores -yo me negaría, por principio- acabarán de ridiculizar al Senado. Nos arruinaremos -sí, cada vez albergo menos dudas a la vista de estas iniciativas-, pero lo haremos de forma fastuosa, haciendo el ridículo, de la mano de personajes inanes como la Pajín. Que es una forma de quitarle solemnidad a la tragedia.

La risión.
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jueves, abril 29, 2010

Nunca he entendido el debate con el velo

Sacrificar las autonomías para salvar a los ciudadanos

En aeroestática, no resulta fácil acordarse del lastre cuando un globo se eleva. Todo va bien y hacia arriba, ¿para qué habría de tocarse nada, si vamos perfectamente?

La cosa se complica para los que, haciendo un esfuerzo, echan un vistazo alrededor y se dan cuenta de que, curiosamente, hay otros que suben más rápidamente o ya están mucho más arriba. Si sugieren deshacerse de pesos muertos, del lastre, es difícil que se les escuche. La leche de las vacas gordas nos vuelve perezosos a levantar poltronas y a mover pesadas antigüedades, la bonanza pone sordina al sentido común.

Pero hacen ya dos años que las vacas son flacas y las espigas secas, y en lo económico, todo parece indicar que, lejos de tratarse de un breve bache como los que hemos sobrellevado en otras ocasiones, la crisis en España tiene ya el pelaje de una recesión en toda regla. Los mejores analistas firmarían si, como en la biblia, sólo se tratase de completar siete años de penurias. Con cinco millones de parados, las arcas de la S.S. se vacían de una forma dramáticamente acelerada mientras ningún sector da síntomas de poder poner un motor a la recuperación.

Diecisiete autonomías con miles de empresas públicas asociadas cuyo principal objetivo es llevárselo muerto, tiran del gasto sin que, por lo políticamente incorrecto que resulta, nadie, en la oposición ni en el gobierno, plantee una revisión del modelo autonómico actual que conlleve desandar parte de lo andado.

La balcanización del país sufre un proceso de aceleración, al darse cuenta los nacionalismos de que la riqueza de sus respectivas comunidades siempre ha estado basada en el esfuerzo de todos, y que consolidar los amplios clientelismos creados exige un mayor sometimiento y depredación de lo común.

En la izquierda, las críticas vertidas por Felipe González a la rendición sin condiciones al nacionalismo que supuso la toma del poder en el año 1996 por el PP de Aznar, son, sencillamente, historia olvidada del siglo pasado, imposibles de mencionar en una federación de partidos, cuando no directamente de intereses, que es lo que realmente no sólo el PSOE, sino toda la izquierda es hoy.

Y la verdadera derecha sin complejos en España, la de caciques de su pueblo, es la de CiU, PNV, etc. que se exhiben ahora ya sin la engorrosa etiqueta de la nación española, que les obligaría a un vulgar ejercicio de solidaridad. Mientras que jugando un día con la careta nacional, y otro con la nacionalista apenas esbozada, el PP valenciano, gallego, etc. aspiran a seguir sus pasos a golpe de Camps-cláusulas y leyes lingüísticas.

Da igual, ambos tienen muy clara su apuesta, insolidaria y rupturista, ya que a nadie se le escapa que fraccionar la unión de los individuos, dividir o federalizar a la nación española, es la mejor forma de someter, por separado, a los ciudadanos.

La sociedad española, derruidos sus sectores productivos, la construcción, la automoción, burbujas que hinchaba la gran burbuja financiera, se enfrenta a un solar industrial en el que a las todavía vigentes cesiones del mercado a los financieros del triunfo franquista, se les unen las socialistas a la unión europea, que pagará nuestro esfuerzo por incorporar a la Europa del Este invocando al fantasma de la peseta. Ni la automoción (sin marcas propias), ni la energía (deficitaria), ni el turismo degradado a ladrillazos, ni un incompetente sector agrícola, no queda nada. La competencia asiática ejecuta de forma inexorable las pocas hijuelas que quedasen en el tronco empresarial español, que nunca tuvo unas raíces profundas que el mercado real no pudiera arrancar. Mientras, el Keynesiano intento de reactivación gubernamental del plan E se demuestra tan obsoleto como inútil, tan contraproducente como breve.

Los autónomos y pequeños empresarios, que no son lo suficientemente jóvenes para emigrar o lo suficientemente mayores para jubilarse (“y que levanten España los que la han tirao”) están en la fase inicial de una reconversión industrial y social sin precedentes en la historia, que exige que se vayan a la casilla de salida, a la calle, con el agravante de un sector público que ya arrecia su ordeñado antes de que consigan, no ya volver a producir, sino saber el qué. Por lo menos tienen suerte, podrán vivir, si trabajan, mientras la cuarta parte de los parados, simplemente, no volverá a trabajar jamás.

Ya nadie con dos dedos de frente que pueda usar para sumar, ignora que salvar la situación manda soltar un pesadísimo lastre que hemos ido acumulando a lo largo de esta no ya tan joven democracia. Requiere, antes de volverle a pedir un sacrificio, racionalizar la administración, amputando, directamente, todo el tinglado superfluo que apareja el estado de las autonomías. Castigar por igual a todo el sector público es injusto, y cebarse únicamente en el perteneciente a lo que queda del estado central, porque las taifas autonómicas son los pilares de los partidos que sustentan el poder, estúpido y suicida.

Los funcionarios de los servicios públicos puros, educación, justicia, sanidad, seguridad, etc. deberán, por fin, quitarse las vendas y ataduras localistas de la cara y las manos, denunciar el derroche que tan bien conocen, y luchar por la supervivencia de toda la nación. Y en definitiva todos debemos concienciarnos, sí o sí, de que se ha pinchado el globo, de que estamos cayendo a plomo, y siguiendo la metáfora aerostática, de que la situación exige arrojar por la borda un lastre tribal que debió quedarse en el milenio pasado.

Román Lobera (rloberam@gmail.com)
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lunes, abril 26, 2010

La cita del día

Los nacionalistas vascos hablan con énfasis de la raza. Aceptando como aceptan la integridad del dogma católico reconocerán que no habiendo existido otra pareja amorosa en el Paraíso Terrenal, los demás, al igual que ellos, descendemos de Adán y Eva. Todo lo más que les podemos conceder en honor a su superioridad racial, es que ellos proceden del primer mordisco de la manzana.

Indalecio Prieto. Artículo de El liberal, 12 de febrero de 1918
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domingo, abril 25, 2010

Esta noticia me ha deprimido

Dicen que el esfuerzo inútil genera melancolía.

¿Cuánta melancolía hay que acumular para suicidarse?


Diez matrículas, un expediente académico impecable y doscientos rechazos.

¿Qué niveles de melancolía va a acumular esta nueva generación de jóvenes que ahora se incorporan en España a la vida adulta? ¿Qué expectativas somos capaces de ofrecerles después de treinta años de democracia y supuesto progreso?

Soy padre y se me parte el corazón solo de pensarlo.
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Un artículo imprescindible

En estos tiempos en que se está resucitando irresponsablemente el sectarismo (¡ay, Zapatero, qué cuentas te exigirá y habrás de rendir ante la Historia!), hay reflexiones dignas de agradecimiento.

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sábado, abril 24, 2010

Aquí alguien se está volviendo loco o nos estamos volviendo locos todos

En una reciente intervención decía sentirme “culpable del despilfarro de la herencia que recibimos de nuestros abuelos y padres, y del legado infame que vamos a dejar a nuestros hijos y nietos”. No soy el único en expresar esta idea.

“Lo que construyeron los padres de mi generación está siendo destruido sin consideración alguna; a lo bestia, paso a paso”.

“¿Nos imaginamos al rector de la Universidad de Nueva York y a un ex fiscal de los Estados Unidos acompañados de los principales sindicatos norteamericanos impasibles y aplaudiendo ante la acusación de que el Tribunal Supremo de su país está formado por jueces corruptos, fascistas y/o torturadores? ¿Nos imaginamos a esos mismos señores, junto a alguna actriz -que no se pierde una, por cierto- riendo y felicitándose bajo una bandera que no fuera la de barras y estrellas, como aquí ocurrió con una farsa de bandera republicana? Y sigo con mis preguntas sin respuestas serias: ¿nos podemos llegar a imaginar a un político alemán presionando y hasta ridiculizando a su Tribunal Constitucional? ¿Y a un político francés ocultando lo que sus Fuerzas Armadas hacen y por lo que sangran, literalmente, en cualquier teatro de operaciones del mundo?”

“Junto a un buen amigo pude reconstruir hace un par de días la infancia de nuestros padres. Uno, su padre, tuvo durante media existencia la cara atravesada por un agujero causado por un balazo durante la Guerra Civil, que le perforaba desde una mandíbula hasta el lado opuesto del cuello. El otro, mi padre, se ataba a las espinillas, con cuerdas de pita, las suelas que encontraba en la basura de un Madrid de la posguerra para fabricarse su propio calzado. Décadas después, el uno y el otro, y otros tantos millones de españoles, produjeron una Transición democrática envidiable y fabricaron un armazón institucional que ha sido ejemplo en el mundo entero y que milímetro a milímetro estamos derrumbando. Sin cortarnos un pelo. Sin vergüenza alguna y sin medir las consecuencias. De seguir así, a nuestros hijos no podremos explicarles el desastre, pero hay algo peor: ¿cómo les diremos a nuestros padres lo que hemos sido capaces de destruir en un abrir y cerrar de ojos, cuando a ellos les costó su sangre, su libertad, su esfuerzo, sus renuncias y la vida entera?”

“Serán ellos [nuestros hijos] los que se acaben marchando de España o nos terminen echando de las ruinas restantes”.

“Nuestros hijos nos dirán, sin reparar en ideologías ni en partidos, y escupiéndonos en los libros de Historia: «Papá y mamá, habéis destrozado lo que hicieron los abuelos». Y, para nuestro ridículo, tendrán razón”.

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viernes, abril 23, 2010

El coste del Estado autonómico

O lo que es lo mismo: el coste de un sistema parasitario. El presentador de ese estudio, Carlos Martínez Gorriarán, emplea exactamente ese término: “sistema parasitario”.

Hace días me hice eco de la presentación de este estudio y manifesté mi deseo de hallar más documentación sobre el tema.

El error histórico de nuestra generación











El coste del Estado Autonómico.

No sé si habrá gente de mi generación, de aquellos que tuvimos la oportunidad y responsabilidad de haber votado en su momento la Constitución, satisfechos con lo que votaron.

Yo no lo estoy. Yo me equivoqué. Esto en lo que ha devenido España no es lo que yo creía que votaba en aquel entonces. Hoy votaría que no.
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Es usted un ‘desastrao’, económicamente hablando

'Desastrao' económicamente, por centrarnos en ese aspecto concreto. Porque en los demás, no queremos ni entrar.

Vamos a ver, lleva usted toda la vida currando, y hoy, ya casi al final de su vida laboral, resulta que sólo tiene en propiedad el piso en el que vive y unos cuantos fondos de inversión que en estos últimos años se han quedado en la mitad de su valor, en la mitad de lo que usted creía que tenía, y con lo que quizás, si no se le ocurría la humorada de vivir demasiado -¿pa qué, a fin de cuentas?-, pensaba usted, ingenuo, que podría aguantar hasta el fin de sus días, sin recurrir a la caridad de su hijos y familiares, que bastante tendrán ellos si consiguen salir adelante, tal como está la cosa de jodida.

Pero vamos a ver, ¿en qué se ha gastado lo que ha ganado usted estos años? ¿qué vida de disipación ha llevado, que no tiene usted al menos cinco pisos? ¿No le da vergüenza?

El excalde socialista de Leganés y actual presidente de la de la Federación Madrileña de Municipios opina esto que van a oír ustedes:



Bueno, yo les pregunto, especialmente a quienes les votan: ¿estos señores les representan a ustedes? ¿Estos señores -el exalcalde de Leganés, Bono, Belloch y Mari Cruz Soriano, Eva Almunia y su marido, Carlos Escó..., todos estos señores son realmente de los suyos? ¿Les representan a ustedes, les defienden, saben siquiera cuales son sus problemas y sus angustias para llegar a fin de mes? ¿Saben estos señores qué piensa un parado de cincuenta y cinco años en la calle después de toda una vida trabajando, un chaval que lleva más de dos años mandando currículums, saben qué piensa la madre de ese chaval cuando lo ve progresivamente más silencioso y huraño, o esa pareja que entre los dos no ganan lo suficiente para pagar el alquiler de un piso de mierda...?

Pues les voy a decir qué piensan estos señores: estos señores que dicen ser socialistas -ustedes juzgarán si realmente lo son- creen que son ustedes unos ‘desastraos’.
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jueves, abril 22, 2010

Duelo de víboras

Antonio Alcalá Galiano y Fernández de Villavicencio, (Cádiz, 22 de julio de 1789 - Madrid, 11 de abril de 1865) y Ángel María de Saavedra y Ramírez de Baquedano, que es señor del cuadro, más conocido como Duque de Rivas (Córdoba, 10 de marzo de 1791 – Madrid, 22 de junio de 1865) fueron, parece ser, grandes amigos.

Dos grandes pensadores y escritores del siglo XIX, aunque más prolífico y conocido el segundo (recuerden D. Álvaro o la fuerza del sino, que está expresamente dedicada al “Excmo. Sr. D. Antonio Alcalá Galiano en prueba de constante y leal amistad en próspera y adversa fortuna”) y ambos metidos en política.

En “El jardín de las Víboras”, Jaime Campmany recoge un lance poético entre don Antonio Alcalá-Galiano y don Ángel de Saavedra.

Don Antonio Alcalá Galiano dispara primero con la siguiente pregunta:

Don Ángel, si yo tuviera
una lujuria extremada,
tal que hasta verla saciada
ni pensara ni durmiera,
y en mi ceguedad creyera
que era usted la niña mía,
y con loca valentía
miembro en ristre a usted montara
y en el culo se lo entrara,
¿fuera acaso sodomía?

Lejos de dejarse abrumar, Don Ángel de Saavedra se defiende “atacando”:

Sí, don Antonio, no dudo
que fuera gran sodomía,
aunque yo lo evitaría
que soy por demás forzudo.
Pero si en lance tan rudo
fuera de mí la maldad
de tan loca ceguedad
y yo quien a usted cubriera,
ya sodomía no fuera,
que fuera bestialidad.
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miércoles, abril 21, 2010

Como el Rey Felón

El día 17 de abril de 2004, José Luis Rodríguez Zapatero prometió por primera vez su cargo de presidente del Gobierno.

"Prometo cumplir fielmente con las obligaciones del cargo de Presidente del Gobierno, con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, así como mantener el secreto de las deliberaciones del Consejo de Ministros", fue la fórmula leída por el nuevo presidente, mientras mantenía su mano extendida sobre la mesa.

No obstante, según las crónicas, Zapatero tuvo un lapsus. O quizás, a la vista de lo que luego hemos visto y conocido de su compromiso constitucional, le traicionó el subconsciente, porque se embrolló brevemente en la lectura al llegar al pasaje de la Constitución y leyó "guardar hacer...guardar la Constitución".

No hay constancia de que en su segunda toma de posesión se volviera a equivocar. Aunque realmente, toda su primera legislatura fue una inmensa equivocación.

Pero permítanme dar ahora un gran salto atrás. Es necesario.

La Constitución de Cádiz fue aprobada por las Cortes reunidas durante la Guerra de la Independencia en aquella ciudad andaluza en el año 1812. Dentro de dos años se celebrará el bicentenario de aquella primera Constitución de vida efímera. Su aprobación tuvo lugar en ausencia del Rey, prisionero entonces de Napoleón. Es por eso que la sanción real no se produjo hasta varios años más tarde, concretamente el día 10 de marzo de 1820.


La frase más celebrada de este último texto, la jura del Rey, es “Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”, puesta luego como ejemplo de una de las traiciones más significadas entre las muchas que jalonan la Historia universal.

Porque las consecuencias del reinado de aquel personaje han dejado huella en la historia de España, pues abrió un siglo de empobrecimiento e inestabilidad, revueltas y enfrentamientos, cuyas consecuencias quizás todavía perduran. Hoy no somos tan ricos ni tan desarrollados como podríamos haber llegado a ser, posiblemente como fruto del tiempo y energías dilapidados por su gobierno incapaz y su ausencia de valores. Incapacidad y ausencia de valores: ¿les suena?

Ahora es otra Constitución española, después de varios ensayos a lo largo de los dos últimos siglos, la que prometió guardar y hacer guardar Rodríguez Zapatero, salvo que haya entendido que su lapsus invalidó su promesa. Nuestra Constitución es fruto de un pacto amplio gestado durante la Transición y ya ha durado más que ninguna de sus predecesoras.

Es sabido que cualquier cambio que se proponga, amén de otras formalidades, exige una mayoría de dos tercios en el Congreso. Es decir, cualquier reforma constitucional sigue necesitando de un pacto tan amplio al menos como el que la gestó en sus orígenes. La lealtad constitucional exige por tanto lealtad al pacto, a las reglas del juego, y ese amplio acuerdo exigido de forma institucional (dos tercios) se convierte en una garantía para la convivencia. Es el “Agreement on Fundamentals” de los británicos, que nadie parecía estar dispuesto a romper. Nadie… salvo quizás Zapatero, cuyos hechos han puesto de manifiesto su íntimo desacuerdo con la Transición y con aquel lejano pacto constitucional.

Porque a Zapatero podría no gustarle la Constitución -a mí tampoco me gusta, aunque seguramente por razones muy diferentes- pero aún así, vendría obligado a respetar el pacto constituyente, no ya por convicción siguiera, sino por exigencia legal. Es el procedimiento de reforma previsto. Lo que prometió, entre otras cosas, guardar y hacer guardar: la Constitución y su procedimiento de reforma incluido.

Pero ya es más que sabido que Zapatero, irresponsablemente, ha emprendido una reforma unilateral de la Constitución mediante la reforma del Estatuto de Cataluña, objeto todavía de larguísimo y para mí incompresible debate en el Tribunal Constitucional; reforma a la que no le encuentro ningún sentido, salvo su propósito de asegurarse a perpetuidad el más provechoso granero de votos de que dispone en toda España, allí donde su diferencia con el Partido Popular es más amplia y más útil para su permanencia en el poder. Porque, ¿aparte de eso, qué gana la Nación con esa reforma? La aparición del término “nación” en el Estatuto, la obligatoriedad del catalán y la instauración de relaciones bilaterales entre Cataluña y el Estado, modifica el “Bloque de Constitucionalidad” que es el fundamento jurídico y político del régimen democrático en el que nos hemos instalado. Una reforma que, además, apenas votaron afirmativamente un tercio de los catalanes.

Pero para Zapatero sus promesas, incluso las más solemnes, tienen el mismo valor que tenían para el Rey Felón. A más solemnes, más posibilidades de incumplimiento, como la memoria acredita. Pasará por ello a la Historia, como aquel felón.
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martes, abril 20, 2010

La frase del día

La unidad de medida del huevo frito es el par. José Antonio Navarro Gisbert
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El error histórico de nuestra generación

Las comunidades autónomas. Ese ha sido el error. Peor todavía: aún seguimos profundizando en él, ahondándolo, transfiriendo competencias del Estado, vaciándolo.

Yo voté en su momento la Constitución, apenas leída y en absoluto entendida. Yo era muy joven entonces. Pero a la vista de la deriva que han tomado las cosas -algo de lo que no fui plenamente consciente hasta hace unos quince o veinte años- no me siento sólo responsable sino, más aún, culpable del despilfarro de la herencia que recibimos de nuestros abuelos y padres, y del legado infame que vamos a dejar a nuestros hijos y nietos. Culpable de haber votado lo que voté, tan inconsciente, tan irresponsablemente. Si hoy tuviera que votar esta Constitución, votaría en contra. ¿La razón fundamental?: el Título VIII.

Hoy, treinta años más tarde, hay un primer estudio económico del error. Debería haberlo habido mucho antes.


Fíjense que en el artículo se habla de tres administraciones. En Aragón tenemos cuatro: faltan las comarcas.

En el estudio que se cita, sobre el que espero poder documentarme más, se dice que las autonomías gastan el 46% del presupuesto para gestionar realmente el 54% restante. Un prodigio de ineficiencia.

En resumen, el sobrecoste de las autonomías por su mala gestión representa un 2’6% del PIB. Por su mala gestión, dicen. Seguramente si se prescindiera total y absolutamente de ellas, nos ahorraríamos mucho más de ese 2’6%.

Estoy convencido de que las autonomías nos han empobrecido y hoy, de no haber optado por este modelo, dispondríamos de un 25% más de PIB, con todo lo que hemos derrochado en ellas a lo largo de tres décadas.

Han roto los lazos de solidaridad entre españoles, han creado tensiones, desigualdades y recelos, prestan servicios de forma más ineficiente y, además, nos han empobrecido.

¿Las seguimos manteniendo o iniciamos un prudente y más que aconsejable desmantelamiento del engendro?

Adenda: He aquí un ejemplo paradigmático del efecto deletéreo de las comunidades autónomas.
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lunes, abril 19, 2010

Las dos Españas

Claro que hay dos (o quizás más) Españas, pero no son la izquierda y la derecha.

A lo largo de los años han sido muchos los autores que han reflexionado sobre ello, y cada uno ha hallado sus dos peculiares Españas. Y todas ellas existen.

Tomado de un artículo de Gregorio Marañón (14 de abril de 1932): Un año de república. España en franquía.

En torno a la República se trata de perpetuar en España la lucha tradicional, no entre derechas e izquierdas, como ligeramente suele decirse, sino entre energúmenos y hombres sensatos, que son los que hoy se oponen entre sí, cualquiera que sea su filiación.

Tomado de un artículo de Pedro Juan Viladrich (30 de enero de 2010): El sexto sentido

Hay dos Españas. No son la izquierda y la derecha. Menuda simplificación para consumo de bobos y progres.

Hay una España en “la izquierda y en la derecha”, la pícara y sanguijuela, la astuta e inmoral cuyo ocupación ideal es ganar mucho dinero con el menor trabajo posible, la de la culpa siempre la tiene el otro, irreal, vanidosa, despilfarradora y chulesca, que gusta de la mentira y la farsa.

Hay otra España “en la derecha y en la izquierda”, la honrada y trabajadora, la que pone el sudor, la espalda, la disciplina y el sacrificio, la que tiene los hijos y los educa en un hogar y en el mejor colegio que puede, la que todavía cree en el mérito, el esfuerzo y el trabajo bien terminado, la del “cobro lo que es justo”, la que cree que ser y aparentar debieran coincidir, la que siente el orgullo y el honor de nuestra identidad e historia, la realista, a la que disgusta la mentira y la farsa.

¿Será tan necia la España parásita que ignora que le será imposible sobrevivir si muere la España honrada? El drama entre ambas Españas se está tensando y el desenlace -el que tenga que ser en democracia y Derecho- se acerca.

Tomado de un artículo de Ignacio Camacho (19 de abril de 2010): Extrema izquierda

Las únicas dos Españas actuales son la de una inmensa mayoría estable y sosegada y la de unas vociferantes y minúsculas facciones de agitadores oportunistas y revisionistas exaltados.

Todavía hoy, y ese es mérito exclusivo de Zapatero, al que espero que la Historia trate con justicia, treinta y cinco años después de la muerte de Franco, hay algún repartidor de credenciales de demócrata -pseudoprogre, por supuesto, investido de ese plus de legitimidad que sólo cree tener la izquierda- que te exige la condena del franquismo. Con cuatro millones y medio de parados y más de un cuarenta por ciento de paro juvenil. Resucitando las otras dos Españas. No aprendemos.

Adenda: Y Zapatero frotándose las manos.
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domingo, abril 18, 2010

La otra versión sobre Bono

Luis María Anson escribe hoy una de sus cartas en El Mundo en donde reivindica a Bono.

Dice entre otras cosas lo siguiente: “Con José Bono al frente del PSOE no se hubiera producido el Estatuto secesionista de Cataluña. Con José Bono, la indigna negociación política de tú a tú con la banda terrorista ETA se habría quedado en el zaquizamí de la vida política española. Con José Bono, no hubiéramos asistido a los radicalismos zapatéticos que han empozoñado el desarrollo de nuestra sociedad. Con José Bono, la idea de España como nación se hubiera mantenido incólume y nadie en el PSOE se hubiera atrevido a cuestionarla. Con José Bono la Iglesia Católica no padecería las obsesivas persecuciones a las que está sometida. Con José Bono se mantendría el espíritu de la Transición, el pacto de Estado entre populares y socialistas para las grandes cuestiones nacionales como la territorialidad o el terrorismo. Con José Bono, el PSOE no hubiera cambiado de socio constituyente, no habría sustituido al PP por los voraces partidos nacionalistas. Con José Bono, en fin, que sólo perdió por un puñado de votos ante Zapatero, tendríamos los horizontes despejados”.

Todo esto es cierto sin duda, pero ¿convierte en falsedad todo lo que se sabe sobre el ingente crecimiento de su patrimonio, sea cual sea su origen, legal o ilegal?

Y hay otra cuestión: tengo para mí que de todas las personas que durante más o menos tiempo han tenido responsabilidades en el PSOE, han sido o se han postulado como candidatos, ninguna de ellas hubiera cedido a esas tentaciones radicales. Estoy pensando en líderes socialistas tales como Felipe González, Josep Borrell o Joaquín Almunia. ¡Qué mala suerte tuvimos los españoles en aquel congreso socialista en el que se eligió a Rodríguez!

No sé si en el PSOE son conscientes de haberse equivocado, pero su comportamiento colectivo parece tan gregario y obediente como el de un rebaño, siguiendo al pastor, cualquiera que sea y por cualquier senda por la que quiera conducirles. Les ha dado sí, dos victorias consecutivas, y eso significa puestos, prebendas, colocación para los hijos y mujeres, dinero en definitiva. Y con eso parece bastar. Pero hubieran seguido igualmente a Bono, sin rechistar, por sendas más razonables y menos peligrosas.

En definitiva, radicalismo o responsabilidad son indiferentes y secundarios ante la evidente mejora del estatus de la militancia socialista. Mejora de la que también parece haberse beneficiado Bono.
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sábado, abril 17, 2010

Bono

¿Socialista?


“Tengo hechos de bolo, pero no lo soy”

Su apariencia, que ha cultivado cuidadosamente a lo largo de los años, de paisano bobalicón y obsecuente, es una gran impostura.

¿Por qué alguien de izquierdas no puede ser rico, o por qué un rico no puede ser de izquierdas?

Pues realmente no sé si es posible o si es creíble. Pero yo siempre he leído que el principio básico de la izquierda, de la verdadera, es la justa distribución de la riqueza o, un poco más técnicamente, la justa remuneración de los medios de producción. Y también sé que cuando alguien se hace muy rico o muy rápidamente, no suele ser como consecuencia de una aportación equivalente o equitativa por su parte de trabajo, de inventiva o de contribución en la forma que sea a la sociedad. En un enriquecimiento rápido o desproporcionado suele haber siempre una transferencia neta de renta, sin contraprestación equivalente. O dicho de otra manera: por cada rico que se crea, si no hay efectiva creación de riqueza por su parte, han de crearse cien pobres. Por cada constructor que se enriquece, miles de familias han de hipotecarse de por vida. Por ejemplo.

La mujer de Bono tiene varias franquicias de Tous. ¿Cómo se obtiene una franquicia de Tous? ¿Por qué no todas las españolas tienen una franquicia de Tous ni posibilidad alguna de tenerla? Tampoco les hará falta tener dinero. Si consiguen una franquicia de Tous, imagino que obtendrán los préstamos que les hagan falta.

¿Ustedes creen que el hecho de que Bono se dedique con tanto éxito a la política ha influido de una manera y otra, directa o indirectamente en su enorme enriquecimiento familiar?

Y ahora unas preguntas más serias: ¿Bono representa a los trabajadores, jubilados, dependientas, parados? ¿Son de los suyos? ¿Es él uno de ellos? ¿Sus hijos se parecen en algo a esos miles de jóvenes españoles sin trabajo ni vivienda, ni posibilidades de emanciparse?

¿Ustedes creen que Bono es socialista?
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viernes, abril 16, 2010

La izquierda antidemocrática

La defensa de Garzón, imputado en tres causas distintas, está desatando todos los fantasmas guerracivilistas de una izquierda que, en España, nunca ha sido cabalmente demócrata.




Es posible -y sólo digo que es posible- que parte de los defensores de Garzón, y entre ellos particularmente los que están basando su defensa en el ataque y descalificación de sus denunciantes y del Tribunal Supremo, crean sinceramente lo que proclaman: no sólo que Garzón sea inocente de lo que se le imputa y que está siendo objeto de persecución política -algo a fin de cuentas legítimo e inocuo: pensarlo, digo-, sino que quienes le han acusado no tienen los derechos civiles que la Constitución consagra para todos y que el Tribunal Supremo está efectivamente contaminado de franquismo. Que alguien pueda pensar esto último es gravísimo. Me refiero a esa descalificación que se permiten quienes se sienten legitimados, sin estarlo, para repartir las credenciales de demócrata y antidemócrata, que es esa legitimación falsa que siempre se ha atribuido la izquierda de este país y que obviamente no tiene. Anteayer, por ejemplo, se dijeron cosas muy graves de los miembros del Supremo: que son “instrumentos del fascismo”, por ejemplo, y “cómplices de las torturas de la dictadura”. Y más grave aún, con presencia de miembros del Gobierno español, que todavía no han sido cesados. Pero lo más cachondo es que eso se dijo además por algún significado personaje con una larga y próspera trayectoria durante -y quizás gracias a- el franquismo.

Pero también es posible que parte de los defensores de Garzón, crean o no en su inocencia, en su persecución política o en la deslegitimación de quienes le acusan y de quienes habrán de juzgarle, estén realmente intentando -y esos sean sus verdaderos propósitos- desviar la atención de una crisis que todavía no ha dejado sentir todos sus efectos en la sociedad que la soporta, gracias a los mecanismos de solidaridad familiar que ella misma pone en marcha. Ya saben: los cuatro millones y medio de parados, ese cuarenta por ciento de paro entre los jóvenes, los problemas de integración de unos inmigrantes especialmente castigados por el paro, la inminente subida de impuestos, el abaratamiento de los despidos, esas cosas…: esos auténticos dramas humanos que alguien podría atribuir a las políticas de izquierdas de estos últimos seis años.

Lo primero pone en cuestión las convicciones democráticas de la izquierda española, que yo siempre les he supuesto muy escasas. Y lo segundo, su oportunismo, que yo siempre les he supuesto abundante y desvergonzado.

Las reglas del juego democrático y los grandes consensos en que hemos basado la convivencia de los últimos treinta años se están rompiendo,… y lo peor es que eso está ocurriendo con la satisfacción, anuencia y, quizás, inspiración del Gobierno.

Adenda 1:

Estoy totalmente de acuerdo con la conclusión de Checho:


Adenda 2:

Estoy empezando a preocuparme seriamente por cual pueda ser el comportamiento de la izquierda ante la eventualidad de que el PP gane las próximas elecciones. Ya tenemos el antecedente de la actuación cuasi golpista del 13-M de 2004. Y ahora este acto claramente antidemocrático, junto con la convicción, creo que fundada en hechos suficientemente contrastados, de que los sindicatos se han convertido en un mero instrumento al servicio del PSOE, dispuestos a la movilización social, pero sólo por cuestiones políticas, abandonada ya la defensa de los trabajadores, que se ha convertido en una mera coartada para justificar su existencia y sus prebendas.


Adendda 3:

Salvadas las distancias y con todas las cautelas que sean precisas, la radicalización de la izquierda (y del nacionalismo) empieza a tomar un cariz que recuerda al que tuvo lugar durante la Segunda República. Quizás hoy la madurez social sea mayor, espero, y sólo eso nos salve.
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jueves, abril 15, 2010

La Historia no fue como nos la contaron

Debo reconocer que a lo largo de los años se me fue desmoronando la historia de buenos y malos que creía que había sido la Guerra Civil como consecuencia de lo poco que yo había leído en aquellos primeros años tras la muerte de Franco. Era muy joven entonces.

Pero de repente un día, oyes o lees algo de una rebelión que hubo en Asturias, de los propios republicanos en contra de la República. Y te quedas perplejo, por lo que decides leer más para enterarte de lo que pasó realmente. Y a raíz de aquellas lecturas te enteras de las quemas de conventos e iglesias, tiempo antes de esa rebelión. Y lees más, tratando de nuevo de averiguar qué pasó. Y te enteras, claro, de que los religiosos huían vestidos de seglar, y eran acogidos por sus familiares o en casas particulares que los escondían. Y te imaginas el miedo, la clandestinidad… Pero el Gobierno haría algo por defender a aquella gente, te preguntas. Y lees más y te enteras que no, que no hizo nada. Y lees algo de una masacre en un pueblo llamado Casas Viejas. Y vuelves a leer más. Y te enteras de que en aquella época hubo cierres masivos de periódicos y una censura feroz, impropia de un régimen democrático. Y oyes hablar de la Falange, y te enteras de que iban armados, y que tenían enfrentamientos con otras milicias armadas. De nuevo la perplejidad: ¿otras milicias armadas? Lees más cosas. Y te enteras de que las Juventudes Socialistas, las del PSOE, estaban organizadas militarmente, exactamente igual que la Falange. Y lees algo sobre el asesinato de Calvo Sotelo, y te enteras de que días antes de su asesinato fue amenazado de muerte en el propio hemiciclo del Congreso… y te enteras de que en su muerte intervino el escolta de un tal Indalecio Prieto, líder socialista. Y de que si asesinaron a Calvo Sotelo fue porque no encontraron antes a Gil Robles, al que previamente habían ido a buscar. Y lees los discursos y proclamas de un tipo despreciable llamado Largo Caballero, también socialista, tiempo antes de que estalle la guerra, y se te ponen los pelos de punta, y te das cuenta de que están deseando y preparando la guerra, de que están incitando deliberadamente a ella. Y te enteras de que José Antonio Primo de Rivera ni siquiera intervino en la contienda, porque fue encarcelado meses antes y fusilado sin juicio. Y te enteras de que una vez iniciadas las hostilidades hubo asesinatos masivos de miles de civiles en la retaguardia de Madrid por el aparato de seguridad del que era máximo responsable un tal Santiago Carrillo, que con los años acabaría siendo amigo personal de un tipo llamado Ceaucescu, en cuyas fincas veraneaba, allá por Rumanía. Y te enteras de la masacre de los seminaristas de Barbastro. De los bombardeos de Guernica y de Cabra, con aviones y víctimas de distinto bando. Y lees sobre la muerte de Federico García Lorca, de Miguel Hernández, de Pedro Muñoz Seca, de Ramiro de Maeztu, a manos de unos y otros, y te condueles de todas ellas, tan injustas… Y te enteras de unos sitios siniestros llamados checas. Y cuando lees lo de la tortura y muerte de Andreu Nin a manos de los suyos te horrorizas ya definitivamente. Porque te enteras de que socialistas, anarquistas y comunistas se mataban entre ellos. Y sabes del oro enviado a Moscú, y de los bienes expoliados y enviados a ciertos países sudamericanos donde los dirigentes republicanos se prepararon previsoramente un exilio dorado. Y te enteras de la decepción de Ortega y Gasset, de Unamuno, de Gregorio Marañón, y la comprendes y compartes…

Y concluyes que aquello, efectivamente, no fue ni de lejos una historia de buenos y malos, que la República no fue esa Arcadia que te contaron, sino un régimen repugnante, y de que la historia del PSOE, tanto la antigua como la reciente, la que vas viviendo conforme maduras y lees la prensa, es una historia de ignominia y de vergüenza. Y tomas, claro, tu propia posición política y moral.

Pero hay quien toma posición política y moral sin haber leído, con el único bagaje de cuatro estereotipos mal contados y ni siquiera excesivamente rigurosos. Porque hay a quien la historia de buenos y malos le sirve perfectamente para transitar por la vida. A qué complicarse.
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martes, abril 13, 2010

La tercera frase del día

"Hay listas electorales que son un auténtico insulto al electorado". Oroel
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La segunda frase del día

“No debería presentarse en ninguna lista electoral nadie que haya presentado en una lista o que, pudiéndolo haber evitado, haya permitido que se presente alguien que no haya leído jamás un libro”. Oroel
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La primera frase del día

“No debería presentarse en ninguna lista electoral nadie que no haya leído jamás un libro”. Oroel
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lunes, abril 12, 2010

Bilateralidad

Qué quieren que les diga: la simple formulación de la idea en boca del presidente del Gobierno español me provoca nauseas.

El párrafo es de Rodríguez: "Cuando en el debate actual algunos plantean la bilateralidad como algo radicalmente incompatible con el Estado autonómico, olvidan que el progreso de España se ha construido en muchas ocasiones, y, en los últimos 30 años, sobre la base de aportaciones bilaterales". Se encuentra en el epílogo del libro «A favor de España y del catalanismo» (Edhasa), escrito por el catedrático Joaquim Coll y el secretario general adjunto del grupo socialista en las Cortes, Daniel Fernández (PSC).

Y lo que dice Montilla: "Quiero una España federal, un sistema diferente al que quieren los españolistas".

¿Es eso lo que dice la Constitución? La Constitución establece un sistema de descentralización política y administrativa cuasi federal, pero un sistema basado en la bilateralidad de las relaciones entre las partes y el todo es un sistema confederal. Como es plenamente confederal el sistema que establece el nuevo Estatuto de Cataluña. Algo no previsto en la Constitución.

Y, claro, ya hay quien invoca los agravios comparativos:


Somos muchos los que nos planteamos qué es lo que tenía el Plan Ibarreche que no tenga el Estatuto de Cataluña, todavía pendiente de la sentencia del Tribunal Constitucional. Vergonzosamente pendiente.

Y peor, vean qué dice un consejero del gobierno de Camps: “lo que decida el TC para Cataluña se aplicará en Valencia”. Cláusula Camps. Ya sabemos que el PSOE ha abandonado hace tiempo la estructura federal y ahora es ya confederal (el PSC es ya algo distinto del PSOE), pero ¿es el Partido Popular un partido todavía nacional o un mal trasunto de la CEDA de la época de la República? ¿Es todavía la defensa de la unidad nacional una de sus señas de identidad? ¿Creen los dirigentes del Partido Popular que profundizando en la idea descentralizadora e incrementando las competencias transferidas a las autonomías está cumpliendo los deseos de su electorado y representándole fielmente? Pues si piensan eso, se equivocan dramáticamente.

¿Puede consentirse que un miembro del Partido Popular se sume de esa manera tan irresponsable al desguace de España?

¿Hay alguien que todavía crea en España?

A este país le quedan dos telediarios.

Addenda: Ha habido tres constituciones en el mundo que incluyeran el término “nacionalidad”, un artefacto jurídico-político de difícil definición, un término deslizante, al decir de Gabriel Cisneros. Dos de esos Estados ya han desaparecido: la URSS y Yugoslavia. El tercero es España.
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domingo, abril 11, 2010

Prodigalidad (IV)

La tercera del mundo y la mayor de Europa.

La ayuda a Haití

Sé que cuestionar la cuantía de la ayuda española a Haití puede hacer que se me tache de insolidario, pero nuestra actitud al respecto ofrece algunas peculiaridades dignas al menos de reseñar.

No cuestiono el hecho de que ayudemos: me parece bien que lo hagamos. Pero, ¿estamos en condiciones de ayudar? ¿O de hacerlo a este nivel?

Haití no es una excolonia española, sino francesa, y siendo este país claramente más rico que nosotros, parecería lógico que la ayuda francesa fuera superior a la nuestra, y resulta que es la mitad que la española. El Reino Unido, también más rico, no ha aportado ninguna ayuda. Somos, de hecho, el tercer país por la cuantía de su ayuda, tras los Estados Unidos y Canadá.

Sufrimos unas dificultades económicas superiores a las de los otros países europeos y tenemos un porcentaje de parados que, sin maquillaje, debe pasar ya del veinte por ciento. No tenemos con Haití ninguna vinculación histórica especial ni ningún compromiso superior al que puedan tener otros países vecinos. Y sin embargo nos hemos volcado más que nadie.

Una generosidad que quizás merezcan más nuestros propios parados.
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sábado, abril 10, 2010

¿No hay corrupción en Aragón?

Estos días se ha celebrado en las Cortes de Aragón un extraño e inútil debate sobre la corrupción.

Velasco dice que la corrupción "no existe" en Aragón y que la DGA tiene "las manos limpias". (Javier Velasco es el consejero de Presidencia del Gobierno de Aragón)



Pero, ¿cómo se puede asegurar con esa facundia, como la que emplea Velasco, que en Aragón no existe corrupción? ¿Un tipo que asegura por escrito a las Cortes que sus asesoras, que con toda evidencia no tienen capacidad técnica sobre la materia que se gestiona en su Departamento, le “emiten asesorías orales”? Está escrito en el Diario de las Cortes.

Negar que existe corrupción en Aragón, y además a gran escala, es tanto como negar que hay parasitosis porque no hemos encontrado tenias, cuando estamos ante una infestación masiva con miles de lombrices que está llevando al hospedador a la muerte por consunción.

Aquí todavía no hemos hallado tenias, escasas y grandes, salvo, parece, en La Muela y Herrera de los Navarros, pero hay cientos o quizás miles de lombrices. Se las conoce como “clientela política”. El expolio global de todas ellas es mucho mayor que el de unos pocos parásitos gordos.

¿Qué otra cosa que un entramado corrupto son las empresas públicas o las comarcas?

Otra cosa es que no haya salido todavía un trincón conspicuo y reconocible, salvo en los dos lugares citados, pero toda la administración autonómica es un puro trinque. Negarlo es negar la evidencia. La hija de menganita, el hijo de fulanito, la mujer de zutanito…, todos ellos en un pañuelo. Y todos ellos contratados en las empresas públicas de forma preferente y privilegiada. Son casos conocidos por centenares de personas ¿Eso no es corrupción?

¿Cómo puede decirse que no hay corrupción cuando más del noventa por ciento de los empleados de las comarcas son laborales, contratados con criterios desconocidos, a dedo o quizás a ojo como decía Jesús Solá, el alcalde de Herrera de los Navarros y presidente de ASAEL, y no funcionarios con pruebas selectivas regladas, como corresponde a una administración pública?

En el blog de la Asociación para la Defensa de la Función Pública hay un amplio muestrario de corrupciones. O de corruptelas menudas pero a gran escala, como diferenciaba hace tres días un articulista en la prensa aragonesa.

Hace unos años de esto, cuando a la niña se le quería dar trabajo se le ponía un estanco. Hoy se monta una Agencia Aragonesa de algo, aunque no sirva de nada, pagada con el dinero de los contribuyentes y se la coloca en ella. ¿Esas colocaciones a la carta con nuestro dinero, no son corrupción?

La pretensión de que la oposición entre en los consejos de administración de las empresas públicas, defendido incluso por periodistas que no sé si tachar de ingenuos, y la insistencia en ello mientras se niega información en las Cortes me parece un insulto a la inteligencia y una muestra de desvergüenza y cinismo por parte del Gobierno. Los miembros de los consejos de administración de las empresas, públicas o no, están obligados por el secreto de las deliberaciones, por lo que aunque tengan la información que solicita legítimamente la oposición, no podrían hacer uso de ella. Ni la opinión pública podría disponer de ella ni conocerla. Aunque la supiera la oposición o aquellos de sus miembros que se integraran en los consejos de administración. Eso lo sabe el Gobierno, y por eso insiste. Y eso lo sabe la oposición, y por eso se niega. La tentación es ofensiva: a cambio de unas magras dietas por asistencias, que pagaremos entre todos y que redondearán los ingresos de los agraciados. A cambio de su silencio, que acabará siendo cómplice.

Eso y no otra cosa pretende el Gobierno. ¿O hay alguien que después de la que está cayendo cree que lo ofrece por generosidad o un repentino prurito de transparencia?
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