miércoles, diciembre 15, 2010

La oposición

Uno de mis mayores motivos de asombro ha sido a lo largo de estos últimos doce años, no sólo la permanencia de Marcelino Iglesias al frente del Gobierno de Aragón, sino la ausencia de desgaste que ha sufrido el personaje en el ejercicio de su cargo.

Mis lectores habituales ya conocen mi escepticismo y mi extrañeza ante su liderazgo, para el que yo no le encuentro ninguna cualidad que lo justifique. Salvo la voluntad de sus liderados de reconocérselo, porque les resultaba útil y/o rentable.


Estos que siguen son artículos antiguos, y aunque ha llovido mucho desde entonces y las expectativas han cambiado, creo que conservan parte de su vigencia:





Es por eso que yo le aventuré, cuando asumió sus nuevas responsabilidades como Secretario de Organización del PSOE, que se desfondaría enseguida. Nunca me cupo ninguna duda de que en breve nos avergonzaría a los aragoneses, no por su incultura manifiesta, de la que él y sólo él es el máximo responsable, sino por haberlo soportado doce años y no haberlo devuelto a “corrales” tras su primera legislatura.

Ha tardado poco más de un mes. El patinazo sobre la Marcha Verde fue antológico: “No sabemos hasta donde ha llegado esta cuestión…No tenemos toda la información, no la tenemos nosotros y no la tiene ningún país. No es una cuestión bilateral. Entre vecinos y amigos hemos de ser capaces de decirnos la la verdad…España estuvo en el Sahara hasta los años 70, no se si 73 o 74, cuando se produjo la Marcha Verde”.

Melchor Millares ha escrito sobre él lo siguiente: “Marcelino Iglesias, secretario de organización del PSOE, acreditó que o es de una incultura que asusta y tiene un desconocimiento de la historia reciente de España inadmisible en quien ocupa un cargo de esa responsabilidad, o simplemente está desbordado con tanta actividad con su pluriempleo. (...) En un tono infantiloide, el bueno de Iglesias ha puesto la guinda. ¿Pero quienes nos gobiernan? ¿En qué manos estamos, Dios mío? ¿Cómo puede no saber Marcelino Iglesias que España salió del Sahara en 1975?”. Efectivamente, Melchor, Marcelino Iglesias es de una incultura que asusta. Pero eso ya lo sabíamos en Aragón.

Y Martín Ferrand ha dicho: “Marcelino Iglesias visto desde la distancia aragonesa parecía bastante más de lo que es”. Clavado.

No sé si han dado cuenta de que desde entonces, Marcelino Iglesias, que prodigaba sus comparecencias públicas desde que fue nombrado, está desaparecido de la escena. Hasta sus compañeros socialistas deben estar avergonzados de él y asustados del enorme patinazo de nombrarlo para ese cargo. Hasta la inefable Leire Pajín tiene más nivel que nuestro muchachote del Pirineo Oriental, de al ladito mismo de Pont de Suert (de ahí sus inocultables querencias).

Pero no cabe desdeñar las carencias de la oposición. Yo siempre había atribuido -al menos hasta ahora- buena parte del éxito de Marcelino Iglesias a la falta de pegada y ambición de la oposición aragonesa, hasta que he tenido información de primera mano sobre sus esfuerzos y su frustración. He leído en el Diario de Sesiones de las Cortes sus intervenciones, he visto algunas de sus notas de prensa, y las he cotejado con lo que luego muestran los medios de comunicación aragoneses. Y después de tener acceso a esa información me veo obligado a matizar ese juicio. He cambiado de opinión, lo reconozco. Hoy creo -y lo digo- que la gran responsable del éxito de Marcelino Iglesias ha sido la prensa aragonesa, comprada mediante propaganda institucional y -supongo- subvenciones. Me temo que la prensa aragonesa no es en absoluto independiente del poder político, precisamente de quien ostenta el poder político.

Queda la prensa digital, pero ésta no tiene apenas alcance. Es por eso que yo me propongo contribuir a la difusión de su mensaje. Hay que conseguir que en Aragón se produzca la alternancia en el poder, por higiene y, visto el lamentabilísimo nivel de quienes nos han gobernado los últimos años, también por dignidad. Fuera indocumentados del gobierno, de cualquier gobierno.

Vean qué artículos he hallado:







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