miércoles, junio 15, 2011

Liderazgo

No es extraña mi predilección por Esperanza Aguirre cuando leyendo sus discursos hallo en ellos ideas e incluso frases que reproducen casi textualmente lo que llevo años pensando y escribiendo.



El texto es antiguo, y ha perdido parte de su actualidad, pero merece leerse. Gracias a aquella rebeldía frente a la resignación se han obtenido los resultados actuales. "El miedo a la derecha" que el socialismo ha tratado de enarbolar como argumento ya no existe. Si algo van a tener que interiorizar los socialistas es que la sociedad española les tiene miedo precisamente a ellos.

Basada en los principios liberales y convencida de que el Partido Popular puede y debe liderar una opción que obtenga el apoyo mayoritario de los españoles, hoy quiero proclamar que no me resigno a que nos presenten como un partido antiguo y retrógrado, cuando somos la opción más abierta, más moderna y la única que no tiene hipotecas con su pasado.

No me resigno a dejar de denunciar el sectarismo del Pacto del Tinell y la actitud profundamente antidemocrática del PSOE cuya política tiene, desde las Elecciones Vascas de 2001, como único objetivo estigmatizar a nuestro Partido y a sus militantes, simpatizantes y votantes.

No me resigno a que nos arrinconen y nos hagan aparecer como enemigos de los homosexuales, cuando no tenemos ninguna tacha de homofobia en nuestra historia.

No me resigno a que nos etiqueten de anticatalanes cuando somos el único partido que de verdad defiende a los ciudadanos de Cataluña, y no utiliza las legítimas aspiraciones de fomento de la lengua y la cultura catalanas para buscar el poder.

No me resigno a que la política internacional de los socialistas haya llevado a España a la tercera división europea. No me resigno a que, con un porcentaje ínfimo de votos, los nacionalistas acaben dictando la política española.

No me resigno a que el Partido Popular no dé las batallas ideológicas y sea capaz de ganárselas a los socialistas.

No me resigno a que los gobiernos del Partido Popular sean una excepción en la democracia española.

No me resigno a que para que gane el Partido Popular los votos de la izquierda tengan que dividirse o que la participación sea muy baja.

No me resigno a que tengamos que parecernos al PSOE para aparentar un centrismo o una modernidad, que ya están en las bases de nuestras convicciones y nuestros principios políticos y no en los de ellos, como he señalado.

Como no me resigno a contemplar impávida cómo la educación en España se deteriora por momentos. Y cómo las universidades españolas no figuran nunca entre las mejores de Europa y, mucho menos, entre las mejores del mundo.

Ni me resigno a contemplar una política del agua que consiste en llevar agua en cisternas desde Almería a Barcelona, y no a dar el agua que sobra en unas cuencas a otras. Ni me voy a resignar cuando veo el escándalo que produce en los ciudadanos el funcionamiento de la Justicia.

Y no me resigno a no desmontar todas las trampas ideológicas que nos tienden nuestros adversarios.

Y como no me resigno a estas y a otras muchas cosas, estoy en el Partido Popular dispuesta a dar la batalla para que los españoles conozcan de verdad la opción abierta, moderna y liberal que es nuestro Partido.


No me extraña tampoco que haya revalidado por tercera vez su mayoría absoluta.

Sus discursos van dirigidos a la gente sensata y amante de la Libertad, que en España somos mayoría.
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