lunes, noviembre 28, 2011

Nuestro fondo municipal de inversiones

Ha llegado a mis manos el listado del valor de adquisición de las participaciones accionariales que el Ayuntamiento de Zaragoza tenía en su poder a finales del año pasado.

No he sabido encontrar esa información en la página web del Ayuntamiento de Zaragoza, lo que no quiere decir necesariamente que no esté, sino que -si efectivamente está- no es fácilmente accesible. (Aunque yo estoy por apostar que no está)

No obstante, como considero que no se trata de información clasificada -no puede serlo, en razón de la materia- y puesto que todos los ciudadanos de Zaragoza somos dueños del Ayuntamiento y, por tanto, partícipes de ese paquete accionarial, nos conviene saber el valor que ese fondo de inversión tenía en el momento de su adquisición. ¿Cuánto valdrán ahora esas acciones?






Mercazaragoza, S.A. 4.444.395,00 euros.

Estación Aduanera de Zaragoza y Servicios Complementarios, S.A. 292.362,34 euros. Esta empresa se disolvió el 15 de febrero de 2010.






Expoagua Zaragoza 2008, S.A. 66.590.000,00 euros.



Innovate Ventures, SRL. 1.500,00 euros.

Consorcio Proexpo Zaragoza 2008. 360.607,26 euros.

Fundación 2008.  4.207, 08 euros.

Feria de Zaragoza.  5.465.784,18 euros.





El valor de adquisición de todas esas acciones fue de 96.496.658,35 euros. Desconozco su valor actualizado, a precios de mercado. 

A partir de aquí puede desencadenarse todo una cascada de preguntas: ¿Por qué no está accesible a los ciudadanos esta información? ¿Qué interés tenemos los zaragozanos en que nuestro Ayuntamiento participe en todas o en algunas de ellas? ¿Cuál es el valor real de todo ese paquete accionarial? ¿Qué papel desempeñan nuestras instituciones públicas participando en esas empresas? ¿Están justificadas todas esas participaciones?

No hace mucho escribí sobre otra empresa municipal, que no he hallado en el listado al que he tenido acceso: ZGZ Arroba Desarrollo Expo, S.A. 

Al año que viene incorporaremos a SERMUZA.

¿Estamos seguros de elegir nuestros representantes para que constituyan en nuestro nombre un fondo municipal de inversiones?
.

miércoles, noviembre 23, 2011

¡Por fin!

Confieso que esperaba (y deseaba) que el PSOE no pasara de cien escaños. 

El daño que han causado a España y a los españoles es incalculable, prácticamente desde su nacimiento como partido, como atestigua la Historia. A quienes piensan que la crisis nos hubiera afectado igual con el PP, recordarles que éramos muchos dentro y fuera de España quienes advertíamos de la crisis, varios años antes. Zapatero estaba al volante y nos dirigíamos directos hacia el muro y a toda velocidad. “¡Qué hay un muro ahí!”, le decíamos. Él lo negaba. Al final, cuando ya era inevitable el choque lo reconoció: “¡Ahí va! ¡Si es verdad que hay un muro! Pero, tranquilos, que tengo la solución”. Y en lugar de frenar e intentar desviar el vehículo, aceleró directo contra él: puso en marcha el Plan E. Recuerdo que pensé que estábamos en manos de un loco. Nos la pegamos, claro, y de qué manera. Y sólo después del desastre reaccionamos los españoles. Ahora muchos protestarán ante las medidas de ajuste que hay que tomar y quien haya de hacerlas efectivas, y exculparán a quien las ha hecho inevitables. 

Siempre ha pensado que Zapatero es el personaje más irresponsable, sectario y mendaz que haya pasado por la presidencia del Gobierno español, por lo menos desde Fernando VII. Y eso no puede suceder sin consecuencias. El desastre económico, que es el más urgente y dramático, no es mayor que el que deja a nivel institucional, aunque ahora quede relegado a un segundo plano. Cuando dentro de unos cuantos años podamos salir de la crisis, tras dolorosos ajustes, después de haber revisado profundamente nuestra Administración pública y rebajado nuestras expectativas económicas, habremos de ocuparnos de cicatrizar muchas de las heridas abiertas por Zapatero: las reformas autonómicas, la fractura social abierta con ese irresponsable recordatorio de la Guerra Civil y del franquismo, ya enterrado, las diferencias sociales, la fiscalidad y el reparto de fondos entre Comunidades Autónomas, la gestión hidráulica, la reforma educativa, la cuestión lingüística y los derechos de los alumnos castellanoparlantes… Son tantos los destrozos de estos últimos años, en los que incluyo aquellos primero cuatro años pretendidamente triunfales (en los que se sembraron las semillas de la quiebra posterior) que sólo repararlos ya es todo un programa de gobierno. 

Si no hubiera tanto que hacer, si la situación no fuera tan urgente y dramática, merecería la pena sentarse y ver en primera fila la descomposición del PSOE.

Por lo menos Zapatero desparecerá de nuestras vidas, aunque las ha dejado marcadas para siempre. 
.

viernes, noviembre 18, 2011

Le Figaro

.
L'Espagne paye des années de gabegie publique

"...Le pays compte 47 aéroports publics, dont seulement 10 sont rentables". Por ejemplo.
.

martes, noviembre 08, 2011

Servicios públicos deficitarios

Lo oí hace poco en un debate radiofónico para justificar la abultada deuda del Ayuntamiento de Zaragoza con TUZSA: “Todos los servicios públicos son deficitarios por definición”. 

Pero aunque la frase es correcta, en absoluto justifica esa deuda.


Los economistas han estudiado y explicado ese déficit, fácil de entender: todos los servicios públicos, e incluso algunos privados, ofrecen realmente dos tipos de servicio, el inmediato que utiliza el usuario, quien sube al autobús para desplazarse, y uno intangible, valiosísimo, aunque difícil de valorar: la posibilidad de usarlo. Saber -sólo saber- que existen unas líneas de autobús y unas paradas a nuestra disposición, que los autobuses están limpios y accesibles, con unas razonables frecuencias, aunque no los usemos habitualmente, es un bien en sí mismo que no valoramos, pero que tiene valor. Tan injusto puede ser que quien no los usa pague con sus impuestos el servicio a quien los usa, como que los usuarios sufraguen con el precio del billete el servicio a quien lo usa ocasionalmente y a quien se le ofrece en perfecta disposición en cualquier momento que lo demande. Atribuir su coste real a cada uno de esos dos servicios, el inmediato y el de disponibilidad, es evidentemente difícil. Pero en definitiva, el autobús urbano de Zaragoza se sufraga con el precio del billete y con los impuestos de los ciudadanos, dando por supuesto que entre los dos han de pagar ambos servicios. 

Aclarado esto, la diferencia entre el coste de los dos servicios y lo que paga el usuario nunca debiera ser considerado como déficit. Esa diferencia es la que debe sufragarse con la aportación pública, de forma que no haya diferencia alguna entre el coste de explotación y lo que reciba la empresa por la aportación conjunta del precio de los billetes y el pago de la Administración.  Ahora bien, el autobús urbano de Zaragoza es deficitario y arrastra una deuda importante que crece demasiado deprisa, porque la suma de la recaudación por uso y la aportación municipal es insuficiente. El problema es que no estamos ante una cuestión sobrevenida, sino ya conocida y por ello mismo perfectamente previsible, ante la que no se han tomado medidas. Si el servicio es deficitario año a año, ¿por qué se presupuestan sistemáticamente cantidades insuficientes? 

Parece una cuestión de estricta justicia que sea cada generación quien pague sus servicios públicos, sin endeudar a la siguiente, de la misma forma que puede entenderse más fácilmente que podamos traspasar una porción de la deuda por las infraestructuras que usarán nuestros descendientes y a los que se brinda con ellas un mejor estándar de vida y los medios para amortizarla. La deuda por infraestructuras es asumible y entendible -siempre que esas infraestructuras tengan sentido, demanda y utilidad-, pero no así la deuda por servicios públicos. Prestar servicios públicos con cargo a la deuda que habrán de pagar las generaciones futuras, nuestros hijos o nuestros nietos, es, ya digo,  una injusticia y una muestra intolerable de insolidaridad. 

Si cada generación no debiera recibir más servicios públicos que aquellos que pueda pagar, ¿a qué servicios deberíamos renunciar? Claramente, a aquellos que no son esenciales. Hoy el Ayuntamiento presta servicios de ludotecas, formación de adultos (pero no formación profesional sino de, llamémosle, realización personal: pintura, informática, photoshop…), animación sociocultural… ¿Debemos pagar impuestos para ello, cuando además faltan plazas de guarderías y residencias de ancianos? O más aún, ¿debemos endeudar a las generaciones de nuestros hijos y nietos para ello? Es claro que nuestra generación ha de renunciar a cosas que hasta ahora ha venido disfrutando con, quizás, demasiada ligereza e inconsciencia, pensando que eran gratis, cuando no lo son. 

Se hablaba en aquel debate de la progresividad en el pago de los servicios públicos, progresividad que ya existe en algunos supuestos: billetes gratis o de precio rebajado a los jubilados, etc. Progresividad que se habló de vincular a los niveles de renta. Algo dificilísimo de instrumentar y de llevar a la práctica. Y posiblemente injusto, porque esa progresividad ya existe y de forma especialmente clara en aquellos servicios públicos gratuitos -falsamente gratuitos porque los pagan íntegramente los contribuyentes- mediante la progresividad fiscal. Los impuestos son en España, como en muchos otros países, progresivos. Paga más, proporcionalmente más, quien más tiene. Y con esos impuestos se pagan total o parcialmente los servicios públicos. Su uso, a veces, y su disponibilidad, siempre. 

Una política pretendidamente de izquierdas que considere solidario el endeudamiento para pagar los servicios públicos es suicida. 

Insisto, tendremos que asumirlo: sólo podremos recibir los servicios públicos que podamos pagar, lo que exigirá prescindir de muchos de ellos, de muchos otros gastos superfluos, y priorizar extraordinariamente bien, mucho mejor de cómo hemos venido haciéndolo.
.

domingo, noviembre 06, 2011

Temas pendientes


.
Mis ocupaciones de los últimos días me han impedido tratar los temas de actualidad, que han sido muchos e importantes.

Quería haber hablado de las prisas repentinas de los nacionalistas vascos -y no sólo de los nacionalistas- por otorgar beneficios a los presos etarras. Tras el anuncio de ETA del cese supuestamente definitivo de la violencia, todo el mundo (Bildu, PNV, PSE) ha querido quemar etapas y en apenas una semana ya se estaba exigiendo el acercamiento de los presos e incluso, desde ciertos ámbitos, la amnistía para ellos. 




Pero lo cierto es que el tiempo todo lo calma. El anuncio de ETA fue, visto ya con un poco de perspectiva, como una piedra en un estanque, un acontecimiento que agitó las aguas, pero éstas ya se han aquietado. 

El terrorismo ya no es tan importante, ahora.

Y si el PSOE pensaba sacar rédito electoral del anuncio de ETA, sus esperanzas se han desvanecido muy pronto. La Encuesta de Población Activa, la célebre EPA, ha mostrado el drama del paro con una crudeza imposible de disimular. Casi cinco millones de parados. Y los datos del mes de octubre han sido pavorosos: más de cuatro mil nuevos parados al día. Si Zapatero pretendió retrasar el desenlace lo más posible, convocando en noviembre las elecciones que tenían que haberse realizado en septiembre (o mejor aún, el año pasado, cuando anunció los recortes sociales que prometió que nunca haría), no ha hecho sino agravarlo. Lo ha retrasado pero lo ha hecho más duro para su sucesor y su partido. 

Recuerden: "La peor previsión de paro que podamos tener por delante será siempre una previsión de paro mejor que la que mejor tuvo el PP". Lo dijo Zapatero.

Quería haber hablado del problema global más importante al que nos enfrentamos: la superpoblación del planeta. Ya somos 7.000 millones de habitantes, y ello en un mundo en el que los combustibles fósiles están a punto de agotarse y, de hecho, lo harán a lo largo de este siglo.

Por cierto, una curiosidad: yo soy el habitante 2.754.780.053. Voy haciéndome viejo y la mayor parte de los habitantes de la Tierra son más jóvenes que yo.

Y la crisis griega, que es sólo el síntoma más grave, pero no el único, de la crisis europea. Quizás nos precipitamos en su momento instaurando el euro sin haber creado antes una política económica común -fiscalidad, control del déficit, instituciones de control…- o permitiendo la entrada de países que, como en el caso de Grecia, no estaban preparados para ello. ¿Lo estaba España? Aparentemente, entonces, sí.

Todo ello (excluyo la superpoblación y las crisis griega de las que Zapatero no es, creo, responsable) está creando un clima de opinión cada vez más adverso a los socialistas, como llega a pronosticar incluso el CIS en su última encuesta, que yo creo todavía demasiado optimista. 

Veremos cuanto me equivoco, pero ya saben mis lectores que yo le he augurado al PSOE entre noventa y cien diputados. Creo -y deseo- que el PP va a tener esos ciento noventa diputados que le auguran las encuestas. Una mayoría absoluta que esta vez no a ser cómoda porque con la herencia que va a recibir, el ejercicio del poder va a ser muy duro y en absoluto gratificante. Pero va a ser una mayoría más necesaria que nunca para poder gobernar y afrontar las reformas pendientes sin el chantaje de los nacionalistas, siempre desleales. Y le será más fácil hacerlo con un PSOE hundido, pues éste siempre ha ejercido una oposición desleal, demagoga e irresponsable. Ya lo dijo hace años Vidal-Quadras: “gobernar con una oposición responsable ha sido una prerrogativa de la que hasta ahora sólo han disfrutado los socialistas”.

Pero como me resulta muy difícil pensar que haya un trasvase de votos estricto entre el PSOE y el PP, sin escalones intermedios, creo que UPyD puede dar alguna sorpresa, rondando los diez escaños.  

Se admiten apuestas. 
.

Número de visitas